El ex líder brasileño Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, que pasó de la pobreza infantil a convertirse en presidente durante dos períodos, fue condenado por cargos de corrupción en el primero de los cinco juicios por corrupción que enfrenta.
Fue condenado a nueve años y medio de prisión, pero permanecerá en libertad bajo apelación.
El fallo marcó una caída impresionante para Lula, el primer presidente de la clase obrera de Brasil, quien dejó el cargo hace seis años con un 83% de aprobación. El ex dirigente sindical ganó la admiración mundial por las políticas sociales transformadoras que ayudaron a reducir la crecientedesigualdad en el país más grande de América Latina.
Barack Obama lo calificó una vez como el político más popular de la Tierra.
El veredicto representó la convicción más destacada en la investigación por corrupción que desde hace más de tres años ha sacudido a Brasil, revelando un extenso sistema de corrupción en los altos niveles de los negocios y el gobierno y desbaratando el sistema político del país.
El juez Sergio Moro declaró a Lula culpable de aceptar sobornos de 3,7 millones de reales (1,2 millones de dólares) de la firma de ingeniería OAS SA, cantidad que los fiscales dijeron que la compañía gastó en renovar un apartamento en la playa para Lula a cambio de su ayuda para ganar contratos con la petrolera estatal Petrobras.
Los fiscales federales han acusado a Lula, que primero tomó la presidencia en 2003, de dirigir un esquema de corrupción de larga data que fue descubierto en una investigación sobre sobornos en torno a Petrobras.
El equipo legal de Lula dijo previamente que apelarían cualquier decisión culpable. Ellos han criticado continuamente el juicio como una cacería de brujas partidista, acusando a Moro de estar sesgado y de juzgar a Lula por razones políticas.
Moro ha negado las acusaciones.
Los abogados de Lula no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios.
La senadora Gleisi Hoffmann, jefa del Partido de los Trabajadores, criticó la sentencia, diciendo que Lula fue condenado para impedir que se presentara a la presidencia el próximo año. Ella dijo que el partido protestaría la decisión y estaba confiado que la decisión sería anulada en la apelación.
A pesar de la condena y otros cargos en su contra, Lula sigue siendo una figura popular entre muchos votantes brasileños, de acuerdo con encuestas recientes, y ha dicho que quiere postular de nuevo a la máxima oficina el próximo año.
Pero se le prohibirá el cargo si su veredicto de culpabilidad es confirmado por un tribunal de apelaciones, que se espera que tome al menos ocho meses para gobernar.
Con información de The Guardian
