Males ambientales de China, en películas que se vuelven virales, y luego desaparecen

PEKÍN ⎯ Lograr la fama no fue difícil para Wang Jiuliang, pero permanecer bajo los reflectores ha resultado más difícil.
Su carrera como documentalista ha seguido un patrón inquietante: reacciones en internet espectaculares a sus películas y videos sobre temas ambientales, seguidas por su rápida desaparición de la red en China.
El más reciente, en enero, fue un video que lo mostraba de pie ante una gran pantalla mostrando fotos impactantes de una explotación indiscriminada de canteras y minas y otros males ambientales y ofreciendo un discurso al respecto. En una, aparecen cimas de montañas destruidas. En otra, una toma aérea, en un paisaje rocoso se ven enormes hoyos en los sitios donde se ha extraído la piedra.
El video se volvió una sensación en internet instantáneamente, pero, cuatro días después de que fue publicado, desapareció.
Otro documental de Wang, “China plástica”, sobre la industria de los desechos plásticos, que fue proyectado en el Festival Cinematográfico de Sundance este año, también se hizo viral en enero antes de desaparecer rápidamente del internet en China.
El enjuto Wang, de 40 años de edad, dijo que no tenía idea de quién había borrado los videos o por qué. “Algún poder invisible”, bromeó en una reciente entrevista mientras tomaba café en el distrito de negocios central de Pekín.
Antes de hablar sobre la destrucción ambiental causada por la explotación minera, Wang había pasado la última década filmando los depósitos de basura en gran medida no regulados de China y su impacto ambiental. Produjo dos documentales aclamados por la crítica que le convirtieron en una autoridad sobre el tema.
El primero, “Pekín sitiado por la basura”, estrenado en 2010, exploraba los depósitos de basura que rodean a la capital de China. Antes de entonces, pocos chinos pensaban en a dónde iban a parar los desechos. Las escenas de personas y ovejas pastando entre las pilas de basura, y de camiones que aparentemente dejaban su carga donde quisieran sin autoridades a la vista, causaron conmoción en la mayoría.
“Es un trabajo importante, un hito”, dijo en una entrevista telefónica Ma Jun, director del Instituto de Asuntos Públicos y Ambientales.
Nacido como hijo de un campesino en una aldea de la provincia de Shandong, en el este de China, Wang vendió teléfonos celulares y verduras para ahorrar para la universidad, y finalmente acudió a la Universidad de Comunicación de China en Pekín, a los 26 años, para estudiar fotografía.
En 2008, un año después de graduarse, Wang regresó a su aldea para hacer tomas para un proyecto fotográfico y se horrorizó por el paisaje devastado que encontró.
“Pasé los veranos de mi niñez capturando langostas y peces. ¿Ahora dónde están? ¿Sigue habiendo renacuajos y ranas en el arroyo? No”, dijo. Eso lo condujo a cuestionar lo que había sucedido y quién era el responsable.
Esa búsqueda lo llevó a los problemas ambientales y sintió curiosidad sobre la basura y a dónde iba en Pekín. Siguiendo camiones de basura, encontró cientos de depósitos de basura afuera del quinto circuito de circunvalación de Pekín. Los depósitos, descubrió, no estaban regulados; los camiones llevaban cualquier cosa que quisieran sin supervisión.
Después de tres años de filmación ⎯ y 14,900 kilómetros en su motocicleta ⎯, marcó en mapas de Google todos los depósitos que encontró. Al final, produjo “Pekín sitiado por la basura”.
Desde entonces, el gobierno de Pekín ha limpiado más del 80 por ciento de los depósitos de basura, dijo Wang. “Encontré algunas respuestas. Pero también empecé a hacer más preguntas”, dijo.
En 2011, queriendo saber más sobre cómo se reciclaba la basura, Wang fue a California. En una de las compañías de reciclaje de basura más grandes en Oakland, un gerente señaló un camión cargado con contenedores de plástico de desecho que sería embarcado a China.
“No soy nacionalista para nada, pero de alguna manera sus palabras me provocaron”, dijo Wang. “Porque vi esta basura ⎯ sucia y nociva ⎯ yendo a China”.
Otros seis años de trabajo los destinó a descubrir y documentar lo que sucede con los desechos plásticos importados. El descubrimiento consternó a Wang. Miles de fábricas familiares operan al aire libre destrozando el plástico de desecho para convertirlo en pequeñas partículas que venden a fábricas en el sur de China, las cuales entonces lo convierten en nuevos productos de plástico. El aire y los ríos cercanos están altamente contaminados, descubrió. Los trabajadores que examinan cuidadosamente los desechos con las manos desnudas a menudo se pican con agujas usadas.
“No estoy en contra del reciclaje de los desechos plásticos, estoy totalmente a favor”, dijo Wang. “Pero absolutamente no de este tipo de método rústico de reciclaje sin protección y produciendo más contaminación. Las ganancias y costos son desproporcionados”.
Durante año y medio, Wang vivió en un lugar rentado cerca de las dos familias a las que filmó, en una pequeña localidad en gran medida dependiente del reciclaje de desechos plásticos importados en Shandong, su provincia natal. Pasó tiempo con las familias todos los días, comiendo juntos y en ocasiones ayudándoles con el trabajo.
El producto final fue “China plástica”, una cinta de 81 minutos que muestra a las dos familias, y una versión de 26 minutos que explica la industria misma y cada personaje en su cadena, como los proveedores de desechos en Estados Unidos y Europa y los trabajadores chinos que se ganan la vida en el sector.
La versión más larga no es crítica, solo muestra las condiciones difíciles que enfrentan las personas que se ganan el sustento en un negocio difícil con márgenes muy pequeños. Sus imágenes son crudas y sombrías: peces moribundos en un río contaminado cercano son recogidos para la comida familiar; un bebé nace en medio de montones enormes de plástico; Yi Jie, de nueve años de edad, la hija mayor de una de las dos familias mostradas, recorta imágenes de zapatillas de ballet de una revista inglesa, solo para verlas.
Yi Jie no estaba yendo a la escuela cuando Wang empezó a filmar, porque su padre decía que no quería pagar las cuotas. Cuando Yi Jie cumplió 11 años, Wang y las compañías productoras de la cinta pusieron de su propio dinero para enviar a Yi Jie de vuelta a su ciudad natal en Sichuan para que fuera a la escuela.
“Trabajan por un salario exiguo y su salud está en riesgo. Esto necesita ser abordado por los diferentes sectores de la sociedad”, dijo Ma.
Wang dijo que se obtenían buenas ganancias de los desechos plásticos, pero mayormente en el comercio internacional.
Pero “China plástica” no busca criticar a grupos de gente específicos, dijo Ruby Chen, una de los productores de la cinta. Más bien, dijo, todos deberían reflexionar sobre sus propios papeles en el comercio después de ver cómo viven las dos familias.
“Si yo soy un formulador de políticas, ¿cómo resuelvo los problemas? Si opero una pequeña fábrica, ¿hay una forma mejor de hacer las cosas? Si soy ejecutivo, ¿es realmente necesario usar todos estos empaques plásticos?”, dijo Chen, uniéndose a la conversación con Wang mientras tomaba café. “La gente que ha visto la película nos ha dicho: ‘Necesitaré pensar detenidamente si usar plásticos’”.
Ma comparó las películas de Wang con el libro de Rachel Carson “Primavera silenciosa”, una obra influyente que ayudó a iniciar el movimiento ambiental. “Reciclar los plásticos pudiera haber sido bueno, pero si no se hace bien, causa contaminación secundaria”, dijo. “Los plásticos no pueden degradarse o sepultarse. Así que es muy importante movilizar a la gente para reducir su uso”.
Wang dijo que quedó perplejo por la censura de su obra en el internet. “Nuestro objetivo es hacer que más personas lo vean”, dijo. “Esperábamos que pusieran atención y se hicieran cambios. Pero si el canal de comunicación se obstruye, tengo que reconsiderar qué significan nuestros esfuerzos”.
Sin embargo, no está interfiriendo con lo que el cineasta, en sus propias palabras, está destinado a hacer. “Él no dejará de preocuparse. De otro modo, ni siquiera podría dormir en la noche”, dijo Chen riendo. “Es imparable. Si piensa que esto es importante, lo hace a toda costa”.

Kiki Zhao
© 2017 New York Times News Service