Margarita Zavala de Calderón le apuesta al olvido

Cómplice de su marido, el panista Felipe Calderón, Margarita Zavala está enfrascada en una lucha obsesiva contra la razón y lo políticamente correcto, tratando de hacernos creer que sería una buena presidenta de los mexicanos.

A dos años de la elección federal, la ex primera dama de México está metida de lleno en una alocada precampaña por la presidencia, triturando las formas y los procedimientos que rigen a su propio partido y pasando por alto los tiempos fijados por el Instituto Nacional Electoral.

- Publicidad-

Uno se pregunta hasta dónde puede llegar el cinismo de los políticos enloquecidos por el poder.

Todo mundo sabe que Margarita Zavala de Calderón co-gobernó este país durante los seis años de infamia que su esposo Felipe estuvo al frente del Poder Ejecutivo Nacional.

Margarita Zavala de Calderón fue cómplice, partícipe y aval de las nefastas acciones de su marido cuando ambos ocuparon la residencia oficial de Los Pinos.

- Publicidad -

¿Dónde estaba Margarita cuando Felipe asaltó la presidencia ingresando por la puerta de atrás de la Cámara de Diputados para tomar posesión del cargo, ante un Congreso a modo, tras el fraude electoral de 2006?

Margarita representa lo más oscuro del sexenio calderonista incluidos los cien mil muertos y 25 mil desaparecidos en la guerra contra el narco; el fallecimiento de 49 niños en la guardería ABC de su hermana; la entrega indiscriminada de recursos nacionales al extranjero y la conducción errática de los destinos nacionales por un permanentemente alcoholizado Felipe Calderón.

- Publicidad -

Margarita representa también la tiranía del prianismo y la amenaza de su continuidad que sólo ha traído saqueo, corrupción e impunidad a un país que ya no aguanta un sexenio más de lo mismo.

Margarita piensa que los mexicanos no somos capaces de identificar el peligro que representan sus propios vínculos con su marido y los que este construyó con el PRI, primero para llevarlo a la presidencia por el camino del fraude, luego para despojar a la patria de sus recursos naurales, y finalmente para pactar la entrega del poder a Enrique Peña Nieto.

Ciega de ambición y poder, Margarita le apuesta al olvido y subestima la capacidad de razonamiento de los mexicanos.