La industria maquiladora, piedra angular del TLCAN, debería mejorar los salarios de los trabajadores y dotarla de sindicatos democráticos, dicen expertos, y mejor que ahora tras la elección de Trump.
La brecha salarial existente entre México y Estados Unidos ha sido el principal atractivo y motor de crecimiento de esta industria. Desde la década de los años 60, numerosas empresas estadounidenses trasladaron su producción al otro lado de la frontera.
Además, se les ofreció fuertes incentivos fiscales, como explica la socióloga Cirila Quintero, directora regional Noreste del Colegio de la Frontera Norte: “A lo largo de 50 años la ventaja fiscal ha sido fundamental.
No pagan impuestos por la importación de sus insumos, de su maquinaria y la materia prima necesaria para su producción, ni pagan impuestos por la exportación de sus productos terminados”.