El misterio de los grabados rupestres milenarios de Irán

Escondidos en las colinas del centro de Irán, unos grabados y pinturas rupestres podrían hallarse entre los más antiguos del mundo y, para confirmarlo, un arqueólogo iraní quiere utilizar tecnologías que las sanciones internacionales le impedían conseguir hasta hace poco.

Mohamed Naserifard escala como puede una de las colinas del magnífico paisaje desértico en la región de Jomein (centro). Tras alcanzar la cima señala con su bastón los largos cuernos encorvados de una cabra montesa que alguien grabó en una roca hace 4.000 años.

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En compañía de varios periodistas de AFP, recorre colinas y caminos empinados, mostrando otras decenas de pinturas y grabados rupestres que representan cazadores, animales, danzas tribales, deidades. Según él, datan de varios miles de años, pero algunas podrían ser aún más antiguas.

Los arqueólogos iraníes no tienen, sin embargo, los medios necesarios para datarlos con precisión.

“Las sanciones [internacionales contra Teherán] nos han privado de la tecnología” necesaria, explica Naserifard. “Esperamos que ahora que mejora la situación, podremos tener pronto esta tecnología en Irán para obtener más informaciones científicas fiables sobre estos grabados”.

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Las potencias occidentales levantaron parcialmente las sanciones que habían impuesto a la República Islámica en enero de 2016, cuando entró en vigor el acuerdo para limitar la expansión del programa nuclear iraní.

Durante años las sanciones han impedido que los científicos iraníes mantuvieran contactos con sus homólogos extranjeros y que accedieran a técnicas modernas y fondos para investigar.

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Además, el arte rupestre nunca ha sido una prioridad en Irán donde la historia preislámica puede ser un tema controvertido. Naserifard sólo le debe a su determinación el haber descubierto unos 50.000 grabados y pinturas rupestres en todo el país.