Myanmar está restaurando templos para reconstruir su patrimonio

BAGAN, Myanmar ⎯ La vendedora vio como miembros de una especie cada vez más rara ⎯ turistas ⎯ cruzaban un estacionamiento sucio para dirigirse al Templo Pyathat Gyi, uno de los más de 2,000 monumentos religiosos en una llanura ribereña en el centro de Myanmar.

No se detuvieron a comprar sus dulces de azúcar de palma, los cuales cubre con un plástico para mantener alejadas a las moscas, ni los sombreros o playeras a la venta en carretas y puestos cercanos. Era casi el anochecer y no había hecho siquiera la primera venta del día.

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“Antes esto estaba lleno, antes del terremoto”, dijo la vendedora, Soe Moe Thue, refiriéndose a un sismo de 6.8 grados el año pasado. Dañó a 389 de los monumentos de Bagan, y rompió el chapitel de Pyathat Gyi como si fuera uno de sus dulces.

“Ahora, nadie”, agregó.

Muchos de los monumentos de Bagan fueron restaurados por el ex gobierno militar de Myanmar en los años 90, después de un terremoto anterior, en una forma que los expertos internacionales criticaron como torpe. El gobierno abandonó en ese entonces un esfuerzo por buscar el estatus de Patrimonio de la Humanidad de Naciones Unidas para el complejo.

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Ahora, el nuevo gobierno civil de Myanmar está planeando una nueva postulación para la designación de Patrimonio de la Humanidad para Bagan, y expertos dicen que como el sismo de 2016 destruyó parte de las obras de restauración más desastrosas de los militares, la nueva postulación tiene una mejor probabilidad de tener éxito.

Pero la gente en Bagan dice que le preocupa que funcionarios con nexos con desarrolladores ricos, usando a Naciones Unidas como pretexto, pudieran interferir con la vida religiosa o presionar para que se hagan cambios de zonificación que empobrezcan más a la gente que alguna vez fue desalojada por los militares para dar paso a hoteles de lujo.

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No reconstruir los chapiteles de los templos, dicen, también haría a los monumentos menos atractivos y deprimiría el turismo nacional.

“¿Patrimonio de la humanidad? A nadie le importa eso”, dijo Soe Moe Thue. “Simplemente necesitamos sobrevivir”.

El complejo de monumentos de Bagan es la joya de la corona en un sector turístico que tiene un valor de cientos de millones de dólares y ha crecido rápidamente desde que Myanmar, un país de mayoría budista, empezó una accidentada transición hacia la democracia en 2011.

Pero aun cuando algunos de los monumentos aquí fueron construidos en el siglo XI, los turistas a menudo ven al complejo defectuoso porque se considera que las renovaciones de la era de los militares en los 90 ⎯ marcadas con ladrillos rojo cereza ⎯ le restan valor a su autenticidad como sitio antiguo.

En los 90, el gobierno militar abandonó su postulación para la designación de Patrimonio de la Humanidad porque temía que su obra de restauración “realmente horrible” enfrentara un duro escrutinio por parte de expertos internacionales, dijo Pierre Pichard, veterano consultor de la UNESCO que visitó por primera vez Bagan en 1975.

Pero el sismo de 2016, dijo, pudiera ofrecer al nuevo gobierno de Myanmar un nuevo inicio con la UNESCO porque destruyó gran parte de las peores obras de reconstrucción de los militares, particularmente los chapiteles de los templos que erigió en los 90.

“Ocurrió en el momento correcto”, dijo del terremoto durante un reciente viaje a Bagan.

Ohnmar Myo, director del proyecto de Myanmar para la UNESCO, dijo que el gobierno planea presentar su postulación para la designación de Patrimonio de la Humanidad para el sitio en febrero próximo y que el complejo pudiera ser inscrito oficialmente para 2019.

Consultores de la UNESCO están desarrollando un detallado plan de conservación para Ananda Ok Kyaung, un monasterio del siglo XVIII en Bagan que expertos dicen fue gravemente dañado por el sismo. Una cuidadosa restauración ahí pudiera volverse una base, dicen, para un programa de conservación más amplio si se aprobara la designación de Patrimonio de la Humanidad.

“Lo bueno sobre el sello de la UNESCO es que la gente siempre se ve obligada a pensar: ‘¿Esto es aceptable o no?’” desde una perspectiva de la conservación internacional, dijo Gurmeet S. Rai, una arquitecta conservacionista con sede en Nueva Delhi que está asesorando en el proyecto del monasterio.

De otro modo, dijo, la gente que trabaja en la conservación de sitios históricos pudiera sentirse tentada a “empezar a tomar atajos”.

Aung San Suu Kyi, lideresa del gobernante partido político Liga Nacional para la Democracia de Myanmar, ha dicho que cualquier obra de conservación tras el sismo en Bagan debería tener el apoyo de la gente local y evitar alterar los monumentos, según reportes en los medios noticiosos de Myanmar.

Para ayudar a reunir apoyo para su postulación ante la UNESCO, el gobierno planea abolir las leyes de la era militar que evitaban que los residentes de Bagan abrieran pequeñas casas de huéspedes, dijo Aung Aung Kyaw, quien dirige el departamento de arqueología de Bagan. Y para cumplir con las recomendaciones de la UNESCO, dijo, el gobierno permitirá obras de reconstrucción en solo cinco de los 89 sitios en el complejo de monumentos que fueron moderada o fuertemente dañados por el terremoto.

“Si no protegemos nuestro patrimonio cultural, no podemos transferirlo a la próxima generación”, afirmó.

Sin embargo, algunos grupos comunitarios en Bagan temen que una designación de Patrimonio de la Humanidad agrave las restricciones existentes sobre dónde y cómo pueden construir casas u operar negocios en Nuevo Bagan, un distrito en las afueras polvorientas de la ciudad donde la gente fue obligada a reubicarse en 1990 después de que el gobierno los desplazó de una zona de monumentos en el centro.

En vez de dejar la zona de monumentos libre de desarrollo, el gobierno militar permitió la construcción ahí de varios hoteles exclusivos, incluido uno en donde antes estaba una escuela, dijo Aung Shwe, segundo secretario del Comité de Desarrollo de Bagan, una organización no gubernamental que ofrece servicios gratuitos de ambulancia, funerales y bomberos a muchos de los residentes más pobres de la ciudad.

Se siguen construyendo hoteles en la zona de monumentos, y las élites locales ven una potencial designación como Patrimonio de la Humanidad como una fuente de ingresos por el turismo de lujo, no como una herramienta para frenar la flagrante desigualdad social de la ciudad, dijo Khin Maung, presidente del Comité de Desarrollo de Bagan y guía de turistas en la zona de monumentos.

“El nuevo gobierno debería ocuparse de su pueblo, no apretarnos el cuello”, dijo.

Existe una profunda preocupación aquí sobre la decisión del departamento de arqueología de no construir muchos chapiteles de templos dañados.

“En nuestra tradición budista, no tener un chapitel en un templo es como tener a una persona sin cabeza”, dijo Thay Zaniya, un monje que vive en un monasterio al lado del Templo Sulamani, un monumento popular donde el departamento de arqueología dice que un chapitel que cayó por el sismo no será reemplazado. “Es una vista vergonzosa”.

Thay Zaniya dijo que él había aceptado renuentemente la decisión del departamento porque la UNESCO había advertido que reconstruir el chapitel pudiera exponer a daños al templo durante el próximo terremoto de Bagan.

Pero Kyaing, el cuidador de la pagoda de Dhammayazika, otro monumento popular en Bagan, dijo que el precio de aceptar el consejo de la UNESCO sería reducir su deber religioso.

Ese trueque, dijo, era inaceptable.

“Necesitamos reconstruir nuestra pagoda para que la próxima generación sepa cómo es”, dijo en una templada noche afuera de la pagoda, mientras pájaros sobrevolaban en suaves parábolas. “Si no lo hacemos, perderíamos nuestro patrimonio”.

Mike Ives
© 2017 New York Times News Service