Noruega decide cancelar la construcción del monumento de Utøya

En Noruega se ha desatado una disputa sobre una decisión del gobierno de desechar una obra de arte controvertida que se planea para conmemorar a las víctimas de la masacre de Utøya en 2011 y construir algo “discreto” en su lugar.

El ministro noruego de Asuntos Comunales y Modernización, Jan Tore Sanner, dijo la semana pasada que el memorial de Memory Wound, diseñado por el artista sueco Jonas Dahlberg, no seguiría adelante tras las protestas de algunos lugareños.

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Pero Dahlberg y los principales comentaristas culturales han denunciado la decisión, diciendo que equivale a negar el papel del arte y la cultura en ayudar a la gente a procesar eventos traumáticos y que esas decisiones son “demasiado importantes para dejar a los políticos”.

“Una obra de arte puede contribuir a mantener viva la conversación sobre eventos traumáticos de una manera muy específica”, dijo Dahlberg en una declaración. “El arte visual juega un papel especial en relación con este tipo de eventos, que pueden parecer difíciles de entender y poner en palabras”.

El artista dijo que la decisión del gobierno de cancelar sus contratos con él y Public Art Norway -que organizó la competencia internacional para seleccionar el diseño- “indica claramente que no creen que el arte tenga un papel que jugar aquí. Esto es bastante notable. ”

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El diseño de 2.5 millones de libras de Dahlberg habría cortado una “herida simbólica” de tres metros y medio a través de la península de Sørbråten, una franja de tierra frente a la isla de Utøya, donde 69 de las 77 víctimas de Breivik, 2011.

La piedra de ese sitio debió haber sido utilizada para crear un segundo monumento compuesto por unos 2,000 azulejos grabados en el distrito gubernamental de Oslo, donde el extremista de extrema derecha detonó un coche bomba que mató a ocho personas el mismo día.

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Pero cerca de 20 vecinos, entre ellos algunos que ayudaron a salvar vidas durante la masacre, demandaron al estado para que revocara el proyecto, describiéndolo como una “violación de la naturaleza” que dañaría el paisaje y su comunidad.

Argumentaron que el “monumento horrible” era demasiado invasivo y les resultaría difícil vivir con un recordatorio visual tan dramático del derramamiento de sangre en Utøya. Algunos geólogos también habían expresado dudas sobre la factibilidad del proyecto.

Con información de The Guardian