Nueva Zelanda es acusada de encubrir muertes de civiles afganos

Una incursión de las fuerzas especiales neozelandesas en Afganistán, que provocó la muerte de seis civiles, entre ellos una niña de tres años, fue objeto de un encubrimiento militar y político, según las acusaciones contenidas en el libro del periodista de investigación, Nicky Hager.

“El SAS de Nueva Zelanda en Afganistán y el significado de honor”, co-escrito junto al corresponsal de guerra Jon Stephenson, parece contradecir las declaraciones oficiales de que las incursiones en dos aldeas en la provincia de Baghlan en agosto de 2010 mataron a “numerosos insurgentes” pero no a civiles.

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En el libro, los autores dicen que “hay motivos razonables para sospechar que los neozelandeses y sus aliados de Estados Unidos estaban involucrados en crímenes de guerra y otras violaciones graves de las leyes de la guerra”.

La incursión en cuestión fue lanzada como represalia por la muerte de un soldado tras una bomba en la carretera y firmada por el entonces primer ministro John Key. Los autores han pedido al sucesor de Key, Bill English, que se enfrenta a una elección en seis meses, encargar una investigación independiente sobre el caso.

De acuerdo con el libro, que se basa principalmente en fuentes anónimas, en realidad no había insurgentes presentes en las zonas atacadas por las fuerzas de Nueva Zelandia apoyadas por helicópteros estadounidenses, con seis civiles muertos y otros 15 heridos. Las posteriores negaciones, argumentan sus autores, equivalen a un “oscuro secreto de la historia reciente de Nueva Zelanda”.

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Las tropas de élite involucradas en la incursión no cumplieron con los requisitos de su código de conducta, lo que les obliga a prestar ayuda a los heridos, y en su lugar “atravesaron el sitio“, dijo Hager a los medios tras el lanzamiento del libro en Wellington.

No está claro, dijo, cuánto Key sabía de lo que había ocurrido. “Sospecho que sabemos mucho más acerca de lo que sucedió de lo que se le dijo a John Key”.