La nave espacial BepiColombo, que se convertirá en la tercera sonda que visitará Mercurio, se ha presentado antes de una misión que abordará algunos de los misterios más profundos de nuestro sistema solar.
La nave espacial, que se lanzará en octubre de 2018, investigará la existencia de hielo de agua en los polos de Mercurio y sus volcanes, y tratará de explicar el sorprendente descubrimiento de que el planeta más pequeño del sistema solar parece estar encogiéndose. Mercurio sigue siendo el más elusivo de los planetas interiores del sistema solar, en parte debido a los retos involucrados en la construcción de una nave espacial lo suficientemente robusta como para soportar las condiciones de “horno de pizza” en el planeta.
“Mercurio es el menos explorado de los planetas rocosos, pero no porque no sea interesante”, dijo el profesor Alvaro Giménez Cañete, director de ciencias de la Agencia Espacial Europea. “Es porque es difícil – difícil llegar allí, incluso más difícil trabajar allí.”
BepiColombo es una empresa conjunta entre ESA y la agencia espacial japonesa Jaxa, y comprende un par de naves espaciales (una por agencia) que serán atornilladas en una pila de 6,4 metros de altura antes de su lanzamiento desde Kourou en la Guayana Francesa. Las dos embarcaciones – el Mercury Planetary Orbiter de Europa (MPO) y el Mercury Magnetospheric Orbiter (MMO) de Japón – se separarán de nuevo a su llegada a Mercury, más de siete años después.
La duración del viaje no se debe a que Mercurio está lejos, sino porque la nave espacial necesita ir lo suficientemente lentamente para entrar en una órbita estable en lugar de estrellarse contra el planeta cuando llegue. Este es un problema particular para Mercurio, donde una atmósfera increíblemente delgada significa que el frenado es ineficiente.
El profesor Mark McCaughrean, asesor principal de la Agencia Espacial Europea, dijo: “Podrías llegar en tres meses, pero necesitarías una cantidad enorme de propelente para frenar de nuevo”.
Para superar esto, BepiColombo realizará una serie de voladores inteligentemente coreografiada – una en la Tierra, dos en Venus y seis en Mercurio – diseñada para ralentizarla. “En el momento en que seamos inyectados en órbita, habremos recorrido el sistema solar 18,5 veces y acabaremos sangrando la última parte de la energía”, dijo McCaughrean.
Aunque la mayor parte de su equipo científico estará escondido dentro para protegerlo de la radiación, la sonda tendrá una cámara con una especie de “selfie-stick” para tomar imágenes durante sus aproximaciones.
Con información de The Guardian
