Publican memorias de uno de los pioneros de la computación en Estados Unidos

 

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Quizás a más de uno el nombre de Gary Kildall no le diga nada, pero en realidad es un pionero muy importante en la revolución de las microcomputadoras. Fue una de las primeras personas que tomaron a los procesadores en serio. Y aunque no es muy conocido, el Museo de la Historia de la Computación, en Estados Unidos, ha puesto disponible la descarga de una parte del borrador que Kildall había escrito como base para un libro.

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Kildall fue el creador de CP/M, un sistema operativo usado en la época de los ochentas. Kildall murió prematuramente en 1994 con tan solo 52 años de edad y nunca tuvo la oportunidad de publicar su autobiografía. Sin embargo, distribuyó algunas copias en la navidad de 1993, tituladas “Computer Connections: People, Places, and Events in the Evolution of the Personal Computer Industry”, a familiares y amigos, indicando que al siguiente año se publicaría formalmente, bajo los auspicios -aparentemente- de Osborne-McGraw Hill

Debido a la inesperada muerte de Kildall, sus hijos, Scott y Kristin, se quedaron con los derechos de la obra de su padre y ahora han dado permiso al Museo de la Historia de la Computación a que distribuya una primera parte de la obra junto con una serie de fotos antes no publicadas de la familia.

En la introducción sus hijos escribieron: “Nuestro padre, Gary Kildall, fue uno de los fundadores de la industria de la computación personal, aunque probablemente usted lector no le conozca”.

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Quienes han escuchado de él recordarán el mito de la “oportunidad perdida” de convertirse en Bill Gates cuando éste último se reunió con IBM. Desafortunadamente esta historia falsa pinta a Gary como “el que hubiese podido ser”, ignorando sus profundas contribuciones y haciendo menos su rol como un inventor de tecnologías claves que definen cómo funcionan las computadoras hoy mismo.

Gary vio las computadoras como herramientas de aprendizaje más que motores para tener utilidades. Sus elecciones en su carrera reflejan una definición diferente de éxito, donde la innovación significa compartir ideas, dejando que la pasión guíe el trabajo y haciendo que el código fuente esté disponible a otros para construir los sistemas. Su ética del trabajo durante los 70 nos recuerda mucho a la comunidad de código abierto de hoy.

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En esta obra se puede leer más sobre las experiencias y reflexiones en los primeros días de la industria de la computación, en propias palabras de Kindall.

Este fragmento consiste en los primeros siete capítulos de sus memorias, en 78 páginas, que documentan su experiencia inicial con las computadoras cuando estaba en la Universidad de Washington, así como su paso como profesor en la Escuela Naval de Posgrado. Igualmente como consultor de Intel y durante la creación del PL/M (Programming Language for Microcomputers), un parteaguas en donde se usó la tecnología de lo que era Digital Research, la empresa que estableció con su mujer Dorothy.

Hay un capítulo completo dedicado a CP/M y cómo sus contribuciones se debieron a Glenn Ewing, uno de los estudiantes graduados de Kildall, cuando se necesitaba tener un sistema operativo de disco en el menor tiempo posible.

Kildall también habla de sus primeros encuentros con Bill Gates quien incluso en una ocasión cenó en su casa con él. Da sus propias opiniones sobre cómo Gates hacia negocios y cómo impulsaba su empresa, Microsoft.

Dice Kildall: “En términos de dinero, Bill tenía el enfoque apropiado para hacerse de mucho dinero y perder un montón de amigos en el proceso”.

También habla de Grace Hopper, quien acuñara el término “bug” para definir a los errores en los sistemas. Dice Kildall: “era una dama encantadora, quien se auto-proclamaba la primera programadora, y yo siempre le creí eso. Ella era ya una persona mayor pero siempre vestía con su uniforme de la marina. Ella ayudó a crear el COBOL, el lenguaje que por mucho tiempo fue parte de los negocios (incluso ahora)”. También Gary Kildall habla de Robert Noyce, el fundador de Intel del cual tuvo muy buenos recuerdos.

Gary Kildall murió después de sufrir un ataque cerebral cuando iba en su bicicleta, en 1994. Pero hay una historia más que contar. Dicen sus hijos: “Hemos elegido dar solamente esta primera porción de sus memorias. Desafortunadamente la pasión de Gary por la vida también se manifestó como una lucha contra el alcohol y sentimos que el prefacio no publicado y sus últimos capítulos no reflejan su propio espíritu”.