¿Quiere conducir en Pekín? Buena suerte con la lotería de placas

PEKÍN _ Con el deseo de complacer a sus futuros suegros, Larry Li se enfrentó al enmarañado tráfico de Pekín un reciente día de primavera para conducirlos de la estación de trenes a su casa en la ciudad en un Volkswagen blanco que había comprado apenas un mes antes.

La buena voluntad tendría un costo: una multa de 200 renminbis, o 30 dólares, y una sanción en puntos.

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Li, un empleado financiero de 28 años de edad, dijo que él y su prometida se iban a casar y acababan de comprar el auto. “Me sentí obligado a recoger a su familia en la estación de trenes”, dijo. “Tomamos algunas desviaciones, pero aún así fuimos grabados en video”.

La transgresión: No tenía placas de licencia locales, solo unas de otra ciudad.

Li ha tenido que luchar con el gobierno municipal por el intento de este de limitar los congestionamientos de tráfico racionando las placas.

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En los últimos cinco años, ha solicitado 47 veces unas placas de Pekín a través de un registro en línea parecido a una lotería. Pero, cada vez, la respuesta ha sido una concisa línea: Placas no concedidas.

Pekín es una de un puñado de ciudades chinas que limita las placas de los autos por decreto oficial. La competencia por unas placas en Pekín es feroz. En la lotería de junio, se le concedieron placas solo a uno de cada 725 de los 2.7 millones de solicitantes, según datos oficiales, lo que hace al sistema uno de los más selectivos en el país.

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A medida que China se ha urbanizado y los chinos se han vuelto más ricos, poseer un auto se ha convertido en una forma de vida para muchos ciudadanos de clase media. Incluso en Pekín, una ciudad plagada de embotellamientos, el deseo por los autos sigue siendo fuerte.

Aquejada de problemas por los atestados sistemas de transporte público, la clase media ha llegado a asociar los autos con la libertad de desplazamiento. La ciudad, con una población de unos 21 millones de habitantes, ahora tiene 5.6 millones de autos, más del doble de los que había hace 10 años.

Se cree que el exceso de autos causa alrededor de 30 por ciento de la contaminación del aire en Pekín, según el supervisor ambiental de la ciudad. No solo los autos están congestionando las calles de la ciudad, también invaden espacios públicos como aceras y carriles para bicicletas por la falta de estacionamientos.

Enfrentados con los problemas provocados por el creciente número de autos, los funcionarios de la ciudad decidieron emprender acciones. En julio, las autoridades del transporte de Pekín anunciaron que mantendrían el número de autos por debajo de los 6.3 millones para fines de 2020 haciendo más estricta la cuota anual para las placas. La cuota este año se estableció en 90,000, inferior a las 120,000 de un año antes. Funcionarios municipales están considerando también tarifas de congestionamiento de tráfico basadas en el radio de conducción y el número de desplazamientos.

China es el mercado para autos más grande del mundo. En las grandes ciudades, junto con una casa, un auto es visto ampliamente como una posesión obligada antes de casarse. Así que conforme la fecha de la boda de Li se acercaba, su paciencia se agotó: después de comprar el Volkswagen en abril, condujo más de 998 kilómetros a la provincia natal de su prometida, Jilin en el noreste de China, para registrar su auto.

Con unas placas de fuera de la ciudad, Li está recurriendo a una política de hace décadas llamada “jinjingzheng”, que se traduce como el “certificado de entrada a Pekín”. El permiso emitido por la policía y que debe ser renovado semanalmente,permite a gente como él conducir en Pekín, pero prohíbe hacerlo durante las horas pico de la mañana y la noche por la ciudad, y de las 6 de la mañana a las 10 de la noche por varias avenidas importantes.

El jinjingzheng, el cual fue creado a fines de los años 70 para monitorear las entradas de tráfico de provincias cercanas, ahora ayuda a personas como Li a eludir el racionamiento de placas de la ciudad. (Li obtuvo su permiso después de la multa de la policía.)

Zhou Pei, un ingeniero de 39 años de edad y residente de la ciudad, intentó un enfoque diferente después de su infructuosa solicitud para unas placas locales en la lotería. A través de un vendedor de autos usados que funciona como intermediario, rentó unas placas por 5,800 renmimbis al año (alrededor de 870 dólares) en 2013. Zhou y el dueño de las placas, a quien Zhou nunca había conocido, firmaron un contrato.

Después de que su suegra vendió su auto en 2014, ella estuvo en libertad de colocar legalmente sus placas en otro vehículo en un plazo de seis meses. Zhou pensó que sería más seguro conducir un auto bajo el nombre de su familia. Pero cuando intentó poner fin al contrato con el desconocido dueño de las placas, descubrió que el hombre había muerto.

“Técnicamente hablando, mi auto estaba a su nombre, así que era de su propiedad”, dijo Zhou. “Terminé pasando por muchas dificultades para resolver el problema”.

El mandato de la ciudad para controlar el congestionamiento vehicular ha creado un próspero, e ilegal, mercado clandestino de placas, dijo Nie Huihua, profesor de economía en la Universidad Renmin en Pekín. Es contra la ley arrendar unas placas obtenidas a través del sistema de lotería, y quienes lo hacen corren el riesgo de una revocación.

Por no mencionar la responsabilidad. Como se supone que el dueño de unas placas es también el dueño de un auto, a quienes rentan placas les preocupa que el dueño pudiera ir a sus espaldas a “vender” el auto o usarlo como garantía colateral en tiempos de dificultades financieras. Y los dueños de las placas temen que vayan a ser responsabilizados si los arrendadores provocan accidentes de tráfico graves.

“La realidad es que muchas familias que ya tienen un auto ponen a sus familiares a registrarse para el sistema de lotería”, dijo Nie, “mientras que muchas personas que necesitan autos no pueden obtener placas. Esto no es para nada justo”.

En nuestros días, esos tratos han migrado en gran medida al internet, y los precios se han disparado. Los foros de discusión dedicados a autos y los sitios de anuncios clasificados como 58.com están inundados de anuncios que ofrecen rentar placas para autos para Pekín, con precios que van de los 10,000 renminbis (unos 1,500 dólares) a los 13,000 renminbis (1,950 dólares) al año.

La Oficina de Gestión de Tráfico de Pekín, la cual es responsable de la administración de las placas, no respondió a una solicitud de comentarios. Su ex director, Song Jianguo, fue sentenciado a cadena perpetua este año por distribuir placas a cambio de sobornos.

Así que todo lo que Li, el empleado financiero de Pekín, puede hacer ahora es esperar a que la suerte esté de su lado en la lotería de las placas. Él y su esposa toman el transporte público para ir a trabajar. Pero el auto siempre está a la mano para una rápida escapada de fin de semana de la ciudad, para comprar muebles para su nueva casa y para visitar a sus padres, ahora a 30 minutos de distancia en auto.

“Poseer un auto es muy importante para mi familia”, dijo.

Owen Guo
© 2016 New York Times News Service