Rajoy: “Basta decir yes”

MADRID, (apro).- España siempre ha vendido sus relaciones con América Latina como uno de sus activos ante Europa. Pero frente a la agresiva ofensiva del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra un socio tan cercano como México, el gobierno de Mariano Rajoy ha preferido pasar de perfil sobre el tema o, como se dice en México, nadando de muertito.

Rajoy y Trump mantuvieron su primera conversación telefónica, tras la cual el palacio de La Moncloa, la sede del gobierno de España, afirmó que el presidente español se ofreció a su homólogo estadunidense como “interlocutor” entre la nueva administración con “América Latina, Europa, el norte de África y Oriente Medio”.

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Esto provocó algunas sonrisas, porque la mediación política no es lo de Rajoy, porque España no es una potencia en diplomacia y porque, sencillamente, en el pasado reciente no lo ha hecho. Punto.

En su videocolumna del 8 de febrero, el influyente periodista Iñaki Gabilondo echó mano de su fina ironía para hablar de ello: “A Donald Trump le debieron pasar información muy superficial sobre Rajoy si no le dio la risa cuando nuestro presidente se ofreció como interlocutor de Estados Unidos en Europa, Latinoamérica, norte de África y Oriente Medio. Primero, porque eso es de mucho trabajar, y segundo, porque es un tipo de actividad que Rajoy no ha practicado en su vida. Eso de mediar no le va mucho, Cataluña es el ejemplo más reciente”.

Y es absolutamente cierto: En Cataluña, el independentismo creció gracias a que el inquilino de La Moncloa no ha hecho política, ni mediado, ni negociado. Todo lo ha resuelto con acciones ante los tribunales contra la deriva independentista en este importante enclave español.

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“No en mi nombre”

Otras críticas contra el colaboracionismo de Rajoy fueron severas, como la de los socialistas que le llamaron “mayordomo” de Trump.

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Y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no se mordió la lengua ante la sumisión de Rajoy para “colaborar cordialmente” con Trump. En una entrada en sus redes sociales le reclamó: “Señor Rajoy, desde aquí le digo que no en mi nombre ni en el de Barcelona. No queremos ‘colaborar cordialmente’ con quien veta la entrada a personas según su nacionalidad o religión, cuestiona el cambio climático, amenaza derechos que ha costado vidas conquistar, menosprecia a las mujeres, se burla de la prensa y nos insulta a todos con su arrogancia”.

También le dijo a Rajoy, “no creo en sus dotes como mediador (no las ha demostrado en conflictos que le quedan cerca), y no hay nada que mediar con quien levanta muros. ¿Por qué no sigue el ejemplo de Merkel, o de otros líderes europeos y mundiales que no “se han ofrecido” servilmente a unas políticas que van en contra de los valores democráticos”.

Por último, le recuerda que ni ella ni Barcelona se ofrecen a “colaborar servilmente” con Trump, sino con los alcaldes, ciudades, organizaciones, jueces, ciudadanos de todo tipo y de todo el mundo “que están organizándose para resistirse a sus políticas”.

El 13 de febrero, Rajoy finalmente reculó de su ofrecimiento de fungir como interlocutor de la administración de Donald Trump con el resto del mundo, y no volvió a mencionar la vacua “solidaridad” que mostró al mexicano Enrique Peña Nieto.

En una entrevista con la televisión pública española el lunes 13, aseguró, “yo no me ofrecí como mediador de nadie. En lo que sí hice hincapié fue en las excelentes relaciones que España mantiene con América Latina, con los países del norte de África y con los socios de la Unión Europea”.

El tema llegó al Congreso de los Diputados durante la sesión de control al gobierno celebrada este miércoles 15, donde la oposición le reprochó no haber asumido una posición de mayor dignidad ante los agravios a otros socios. En la sesión, Rajoy confirmó que no preguntó a Trump sobre las controversiales medidas que impuso a México, como la construcción del muro.

Ahí recurrió a su habitual retórica: “Le trasladé mi visión de la economía española, del Brexit, sobre el futuro de las relaciones comerciales y económicas, le dije que tenemos buenas relaciones bilaterales y la necesidad de cooperar en seguridad y lucha contra el terrorismo”.

En el ya citado comentario de Iñaki Gabilondo, describía así a Rajoy frente a esta situación: “Ni por temperamento ni por vocación Mariano Rajoy vale para tareas en terreno resbaladizo. A él le sacan del sentido común y se aturde. Otra cosa es que él llame mediar a actuar como recadista de Trump”.

El periodista de Cadena Ser y El País observó que la “ventaja de este servilismo” de Rajoy, “es que no requiere un gran dominio del inglés. Basta con saber decir yes”, frase que da título a esta columna, porque sintetiza, como ninguna otra, el episodio.
México-España, relación estratégica

Otras reacciones del gobierno siguen la misma lógica. Por ejemplo, la del ministro de Exteriores, Alfonso Dastis que recurrió a la palmadita en la espalda a México, al decir que “el pueblo mexicano tiene el cariño de España”, pero que mantendrán una “diplomacia tranquila, prudente” ante Trump.

El 27 de enero pasado, el diario El País planteó una postura muy clara sobre la reacción que se esperaba tanto de la comunidad iberoamericana como del gobierno español. En su editorial titulado “En defensa de México”, sugiere que “la comunidad iberoamericana debe apoyar a un socio acosado por Trump”.

Y en otro, titulado “España no puede ser equidistante entre México y Trump”, considera que el gobierno español debe expresar la máxima preocupación por las decisiones de Washington y no la equidistancia que mostró el portavoz Íñigo Méndez de Vigo entre “el agresor y el agredido”.

“La prudencia es siempre una virtud. Y más en las relaciones exteriores, donde siempre hay en juego delicados intereses vitales. Pero la prudencia en modo alguno debe excluir la firmeza cuando se trata, precisamente, de esos mismos intereses y, con más justificación aún, cuando de lo que hablamos es de defender valores y principios esenciales para la convivencia pacífica y armoniosa entre países”

El diario recuerda que el gobierno de Rajoy mantuvo durante la campaña electoral estadounidense una posición “de silencio ante las invectivas lanzadas contra México y los mexicanos por el entonces candidato Trump”. Pero una vez que ya se han materializado esas acciones, “ya no cabe argüir desconocimiento”.

Y añade que no hay nada de malo en mantener abiertos los puentes y las vías de comunicación con Trump, pero también esas vías deben servir para transmitir a ese gobierno “que por el camino iniciado con respecto a México, va a encontrar el rechazo activo de España, la comunidad iberoamericana y la Unión Europea”.

Esta posición del estamento político y mediático de España, roza también a Felipe VI, porque el rey también ha tenido una posición timorata, donde no se ha salido de su retórica de que desea que España tenga con el nuevo gobierno español el “mismo nivel de excelencia” que tuvo con Obama.

Distinta es la posición que asumió el ministro de Economía español, Luis de Guindos, quien el viernes 27 declaró que “España siempre va a estar del lado del gobierno mexicano. España con México tiene unas relaciones magníficas y las vamos a seguir manteniendo”.

El posicionamiento de De Guindos quizá es más en clave de las fuertes inversiones españolas en México, pero al menos muestran más claridad. Al menos no desconoce que España es el segundo inversor mundial en México tras Estados Unidos, con 5,800 empresas con capital español en México. Eso convierte a España en el primer inversionista europeo en México.

El consejero de economía de la embajada española en México, Jorge Mariné, decía al corresponsal de El Mundo, Javier Brandolí, que “si a México le va mal, a España también. Una guerra comercial no beneficia a nadie”.

Rajoy, ninguneado por Trump

Por lo demás, a Rajoy no le fue muy bien en esa primera conversación con Trump. Al día después, el 8 de febrero, la Casa Blanca puso el énfasis que en la conversación con su homólogo español, Trump demandó que los aliados en la OTAN, como España, incrementen el gasto militar en la Alianza Atlántica, tema que el comunicado de La Moncloa no mencionó.

Tal como lo ha hecho con Peña Nieto, el gobierno de Trump puso en una situación incómoda a Rajoy. El comunicado de Washington señala “que el presidente Trump reiteró el compromiso de EU con la OTAN y resaltó la importancia de que todos los aliados de la OTAN compartan la carga del gasto en defensa”.

El nuevo presidente estadunidense ha manifestado desde la época de su campaña electoral, la exigencia a los socios de la Alianza Atlántica para que cumplan con el compromiso de aportar un presupuesto de Defensa de hasta el 2% del Producto Interno Bruto (PIB), y ha calificado a la OTAN como una entidad “obsoleta”.

El gasto militar de España se estima actualmente en el 0,9%, con 5,962 millones de euros en 2016, aunque el gobierno sostiene que a esa cifra se debe añadir el gasto en misiones de paz en el exterior y los programas de armamento, publica eldiario.es.

Trump sonrojó también a Rajoy, ya que la conversación, con ayuda de intérpretes, solo duró 15 minutos, cinco menos de los que La Moncloa esperaba.

El expresidente español Felipe González, quien sin duda tiene un mayor pulso sobre las relaciones españolas con América Latina criticó en la Casa de América, en Madrid, la respuesta de España y de otros países ante las políticas basadas en “la xenofobia, la discriminación y el supremacismo blanco”. “Veo todavía demasiada cobardía internacional para no responderle”, criticó.