Barack Obama, gran admirador del 16° presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, comparte con él un profundo gusto por la lectura que fue, según él, un refugio saludable durante sus dos mandatos a la cabeza de la primera potencia mundial.
“En un momento en el que los acontecimientos se encadenan tan rápidamente y donde se transmite tal cantidad de información, hay dos cosas que han sido para mi de valor inestimable: la posibilidad de reducir el ritmo (…) y la de ponerse en el lugar del otro”, explicó el 44º inquilino de la Casa Blanca en una larga entrevista al diario The New York Times publicada el lunes.
Los libros, “¿han hecho de mi un mejor presidente? No puedo decirlo”, indicó. “Lo que sé es que me permitieron mantener una especie de equilibrio a lo largo de los ocho años porque (la presidencia) es un lugar donde las cosas llegan constantemente y duramente sin descanso”.
Al ser preguntado sobre los libros a los que recurrió en los momentos difíciles -desde la gestión de la crisis financiera que puso a la economía al borde el precipicio hasta el tiroteo en una escuela primaria de Newton (Connecticut, noreste) en el que 20 niños, de 6 y 7 años, fueron fríamente abatidos -, el presidente recordó que el ejercicio del poder puede aislar.
“A veces me ha resultado muy útil hacer un salto en la historia y acceder a gente que se ha sentido aislada de la misma manera”, explica, citando al mencionado Abraham Lincoln, pero también a Martin Luther King Jr., Gandhi o Nelson Mandela. “Churchill es un buen escritor. Y adoro leer a Teddy Roosevelt”, añadió.
Las biografías de sus predecesores le han ayudado también a resistir la tentación de pensar que “todo lo que sucede en un momento dado es absolutamente sin precedente, ya sea desastroso o formidable”.