Un remoto lago canadiense y su gente: protegiendo un último refugio

NUEVA YORK ⎯ Hace miles de años, todos los lagos eran como el Gran Lago del Oso. Tan puro que se podía meter una taza en el agua y beberla. Tan hermoso que la gente componía canciones sobre él. Tan misterioso que muchos creían que estaba vivo. Hoy, de los 10 lagos más grandes del mundo, es el último que sigue siendo esencialmente prístino.

El Gran Lago del Oso se extiende sobre el Círculo Ártico en los remotos Territorios del Noroeste de Canadá. Con más de 31,000 kilómetros cuadrados, el lago es el octavo más grande del mundo. Es más grande que Bélgica y más profundo que el Lago Superior, y está cubierto de hielo y nieve la mayor parte del año. El área circundante también es tierra salvaje, un extenso territorio de bosque boreal y tundra, ríos y montañas, intactos.

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El único asentamiento humano en sus orillas es la localidad de Deline, con una población de 503 habitantes. Esta comunidad aislada es mayormente Sahtuto’ine, que significa el Pueblo del Lago del Oso. Están tan conectados con el lago como implica el nombre y, por razones prácticas, culturales, históricas e incluso proféticas, están decididos a mantenerlo inmaculado.

Sus esfuerzos rindieron frutos en 2016. En marzo, el entorno del Gran Lago del Oso fue declarado Reserva de la Biosfera de la UNESCO. Llamada Reserva de la Biosfera de Tsá Tué, es la más grande de Norteamérica, y la primera en el mundo que es encabezada por una comunidad indígena. Varios meses después, el gobierno canadiense concedió a Deline la autonomía, asegurándole el control local en áreas como lenguaje y educación. Es la primera vez que un gobierno aborigen en Canadá representará a todos en la comunidad, aborígenes y no aborígenes por igual. En conjunto, los anuncios de la UNESCO y la autonomía refuerzan la capacidad de Deline para controlar lo que suceda con el Gran Lago del Oso.

David Livingstone, ahora retirado tras décadas de trabajar en temas ambientales para el gobierno canadiense en el norte remoto, ayudó a Deline a solicitar la designación de la UNESCO. Para los Sahtuto’ine, el Gran Lago del Oso es “no solo un cuerpo de agua; es fundamental para su cultura”, dijo. “Los tipos en Deline consideran al lago un ser viviente”. El Gran Lago del Oso es importante también para Livingstone. “Es el último gran lago de su tamaño y calidad en el planeta”, dijo. “Es como la Mona Lisa, un tesoro mundial”.

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Fue a última hora de la tarde cuando el pequeño avión bajó a través de una densa nube que flotaba a poca altura y vi el bosque boreal ⎯ parte de un enorme biomedio que se extiende al norte de Norteamérica y Eurasia ⎯ hasta donde me alcanzaba la vista. El avión descendió hacia una delgada pista de aterrizaje cubierta de blanco, la única en Deline. Fue corta la distancia en auto entre el aeropuerto y el hotel donde me hospedaría, el Grey Goose Lodge, de propiedad comunitaria. Para una comunidad tan diminuta, Deline tiene más infraestructura turística de lo que yo esperaba, incluida una pequeña tienda de artesanías en el hotel y la ambición de dar la bienvenida al creciente número de turistas que viajen al norte de Canadá para una experiencia invernal y natural.

La noche en que llegué, conocí a Morris Neyelle, miembro del nuevo concejo gubernamental, el K’aowedo Ke, así como a Danny Gaudet, un hombre de negocios local que fue el principal negociador de Deline para la autonomía. Tras prestar juramento el 1º de septiembre, el nuevo gobierno de Deline Got’ine es responsable de ofrecer una variedad de programas y servicios locales. Neyelle, de 65 años de edad, alto y de voz suave, cambia fácilmente entre el inglés y el slavey hablado en el norte. Dijo que la autonomía permitía a los residentes de Deline preservar su forma de vida y usar estas tradiciones para resolver problemas modernos. En el pasado, añadió Gaudet, la gente recurría al gobierno nacional y provincial solo en busca de ayuda. Ahora, Deline decidiría lo que era mejor para su pueblo. Esto incluía tomar sus propias decisiones sobre desarrollo económico, como elevar el turismo cultural a través del programa Destino Deline operado por la comunidad. “Solo en turismo, pensamos que probablemente pondremos a todos a trabajar en esta localidad”, dijo Gaudet.

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Proteger el lago, sin embargo, no gira solo en torno de la autopreservación y el aumento del turismo. Para los Sahtuto’ine, explicaron Neyelle y Gaudet, el lago era una fuerza poderosa en el mundo: un lugar crítico para la supervivencia de la especie humana. Esta creencia se basa en las profecías de un anciano Sahtuto’ine llamado Eht’se Ayah, quien murió en 1940. Algunos creen que las profecías de Ayah son literales, otros creen que son alegóricas.

Ayah predijo que, en el futuro, la gente del sur vendría al Gran Lago del Oso porque sería uno de los pocos lugares que quedarían con agua para beber y peces para comer. Dijo que vendrían tantos barcos que se podría caminar de uno a otro sin entrar al agua. Expresado simplemente, el Gran Lago del Oso sería el último refugio para la humanidad.

Gaudet dijo que las predicciones fueron una gran razón para que el nuevo gobierno presionara para tener autoridad sobre todos en el área, aborígenes y no aborígenes por igual. Si “cientos de miles de personas” vienen debido a las profecías y como “tenemos el agua más limpia del mundo”, dijo, entonces “tienen que vivir bajo nuestras reglas”.

La gente en Deline me dijo que el clima había estado cambiando en los últimos años, y que la temporada de verano se estaba alargando. Al lago le toma más tiempo congelarse, y se está derritiendo antes. Neyelle dijo que el cambio climático añadió una nota de urgencia a las profecías; quizá se vuelvan realidad antes de lo esperado.

“Quizá estemos en esa era ahora en que todo está cambiando”, dijo, y la gente del sur “vendrá”.

Un hombre que conocí fue Charlie Neyelle, de 72 años de edad, hermano mayor de Morris Neyelle y representante de los ancianos en el K’aowedo Ke. Charlie Neyelle es un guía espiritual y mental para la comunidad, y presionó a favor de la autonomía y la preservación del Gran Lago del Oso. Le hice una pregunta que había planteado a muchas personas durante mi periodo en Deline: ¿Qué significa el Gran Lago del Oso para usted?

En respuesta, Neyelle me contó la historia del corazón del agua, sobre un ancestro Sahtuto’ine que vivió alrededor del Gran Lago del Oso, en un área llamada Caribou Point. Un día, el pescador colocó cuatro anzuelos. Cuando el pescador regresó a revisarlos, una trucha lacustre había roto uno de los sedales y se había llevado el anzuelo. Esto molestó al pescador, porque, en esos días, los anzuelos eran extremadamente valiosos. Así que, esa noche, se transformó en un losch, también conocido como lota, una versión de agua dulce del bacalao. El pescador nadó hasta el centro del lago para buscar el anzuelo y escuchó un sonido atronador. Ahí, en el fondo, vio un gigantesco corazón latiente. Todas las especies de peces ⎯ trucha, pescado blanco, lucio, arenque, pez pleco ⎯ estaban de frente al corazón, rodeándolo y protegiéndolo. Nadó de regreso a la orilla después de ver eso, y a la mañana siguiente, cuando regresó a revisar sus tres anzuelos, encontró tres truchas. Una de ellas tenía el anzuelo que había perdido el día anterior colgando de su boca.

Cuando el pescador vio el corazón del agua, se dio cuenta de que el Gran Lago del Oso estaba vivo, dijo Neyelle. “El lago da vida al universo: pasto, insectos, sauces, todo”. Algunos en Deline creen que el corazón del agua en el fondo del lago da vida a todos los lagos, océanos y ríos del mundo. Para los Sahtuto’ine, esta creencia subraya no solo por qué el Gran Lago del Oso debe ser protegido, sino también por qué su protección es de importancia mundial.

Peter Kujawinski
© 2017 New York Times News Service