Un ribete de odio se agita mientras Canadá acepta a los migrantes

TORONTO ⎯ François Deschamps salió de su edificio de departamentos en el barrio Limoilou de la Ciudad de Quebec recientemente y se detuvo cuando vio una calcomanía pegada alrededor de un poste de luz.

“Quema tu mezquita local”, decía, alrededor de la silueta de una mezquita estilo turco contra una flama anaranjada. Le tomó una foto con su teléfono celular y la añadió a su colección de la propaganda antimusulmana que está apareciendo en toda la ciudad.

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Canadá es una sociedad notablemente abierta, un legado de políticos liberales que puso al país escasamente poblado en el camino de un multiculturalismo agresivo hace décadas. Recientemente, Estadísticas de Canadá reportó que, para 2036, casi la mitad de todos los canadienses la conformarán inmigrantes o hijos de inmigrantes; la mayoría de ellos lo que el país llama “minorías visibles”, lo cual significa no blancos.

Esa rápida transformación está agitando a los elementos más conservadores de la población canadiense blanca, que ven al país como propio, pese al hecho de que los europeos quitaron el territorio a una mezcolanza de pueblos indígenas que habían existido desde mucho tiempo antes aquí.

Pocas personas creen que esta agitación, la cual es moderada para los estándares estadounidenses, contribuyera directamente al tiroteo el 29 de enero dentro de la mezquita más grande de la Ciudad de Quebec, que causó la muerte de seis fieles y heridas a ocho más. Y no ha surgido aún evidencia de que el estudiante universitario quebequense acusado del ataque tuviera nexos con grupos específicos.

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Pero el ataque ha puesto a muchos en guardia de que la bienvenida de Canadá a la inmigración musulmana esté aumentando las tensiones. Incluso los grupos más radicales parecen percibir que expresar opiniones extremas puede ser peligroso.

Hay al menos 100 grupos extremistas de derecha en Canadá, según dos estudios canadienses publicados el año pasado, y la mayoría de ellos están activos en la provincias de Ontario, Quebec, Alberta y Columbia Británica.

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Aunque sus blancos incluyen a homosexuales, lesbianas, judíos y otras minorías, los musulmanes han enfrentado una cantidad considerable de hostilidad. En 2014, el último año para el cual hay estadísticas disponibles, las fuerzas policiales canadienses registraron 99 crímenes de odio con motivación religiosa contra musulmanes; por encima de 45 en 2012, según Estadísticas de Canadá.

Algunos críticos han culpado al lenguaje nacionalista de Donald Trump, pero el extremismo derechista ha prosperado desde hace tiempo en Canadá entre los cabezas rapadas, los supremacistas blancos y otros, dijo Barbara Perry, una experta en crímenes de odio en el mundo del Instituto de Tecnología de la Universidad de Ontario en Oshawa, Ontario, y autora principal de un reporte publicado el año pasado en la revista especializada Studies in Conflict & Terrorism.

“Mucho de ese sentimiento ha estado presente”, dijo Perry, quien afirmó que el internet ha ayudado a propagar la ideología.

Canadá ha sido testigo en los últimos años de una proliferación de grupos nacionalistas, incluido Soldiers of Odin, un grupo nacionalista blanco que empezó en Finlandia. Aunque el grupo canadiense ha negado creencias racistas y sus miembros han participado en patrullajes comunitarios a pie en ciudades como Edmonton y Vancouver, su principal página de Facebook en Canadá tiene extensas diatribas antimusulmanas y referencias peyorativas a los inmigrantes.

Las autoridades canadienses han registrado miles de crímenes motivados por odio en los últimos años, pero Perry dijo que los agentes del orden canadienses han restado importancia a la amenaza de los extremistas de derecha, prefiriendo más bien enfocarse en el terrorismo islámico. “Ahí es donde va todo el dinero y la atención”, dijo. “Los agentes del orden en comunidades con una presencia derechista bastante bien conocida niegan que exista o que sea un problema”.

La Real Policía Montada Canadiense y el Servicio de Inteligencia de Seguridad Canadiense declinaron hacer comentarios sobre las acciones que han emprendido para monitorear y detener la propagación de los grupos nacionalistas blancos, aunque el servicio de inteligencia ha minimizado en el pasado la influencia del movimiento, diciendo a medios noticiosos canadienses que “los círculos extremistas derechistas parecen estar fragmentados y representan primordialmente una amenaza al orden público y no a la seguridad nacional”.

En la Ciudad de Quebec, han proliferado los volantes, carteles y manifestaciones ocasionales de grupos como la Fédération des Québécois de Souche (que se traduce como Federación de los Quebequenses de Origen). El lema de Québécois de Souche es “Existo, entonces actúo”, pero como con los movimientos radicales en todas partes, este y otros grupos son más activos detrás del anonimato del internet.

“Es muy difícil conocer su cantidad”, dijo Stéphane Leman-Langlois, un profesor de sociología en la Universidad Laval que estudia a la extrema derecha de Quebec, añadiendo que hay un pequeño núcleo de cada grupo y que los seguidores son menos activos. Dijo que el movimiento se ha fragmentado y reformado y que los grupos han cambiado de nombres durante los últimos 20 años, aunque el aumento actual en la inmigración ha fortalecido su causa. “No es algo nuevo”, dijo.

La Meute, un grupo que incluye a muchos veteranos de Afganistán, ha reunido a unos 43,000 seguidores desde que inició una página de Facebook cerrada el año pasado. el nombre significa “la jauría” en francés, y sus miembros no son políticamente virulentos para los estándares estadounidenses, pero se enfocan en preocupaciones en torno a la inmigración musulmana.

En el otro extremo de la balanza están los seguidores de Légitime Violence, un grupo de heavy metal orgullosamente fascista que anuncia sus conciertos a una aprobada lista de fanáticos e interpreta canciones como “Final Solution”, que es tan sutil como suena.

Otros grupos extremistas en Quebec incluyen a Atalante Québec; Pegida Québec, que es una rama de un grupo alemán; y Soldiers of Odin.

Llamar a estos grupos de “extrema derecha” quizá sea poco apropiado. La Fédération des Québécois de Souche dice que sus miembros incluyen a personas con diferentes creencias políticas, incluidos socialistas y libertarios. El denominador común es la oposición a la inmigración, particularmente a la de los musulmanes.

“Nuestro objetivo es no reducirnos a ser una minoría”, dijo Rémi Tremblay, vocero de la Fédération des Québécois de Souche. Dice que grupos como el suyo han ayudado a iniciar un debate sobre la inmigración y el multiculturalismo que era “impensable” cuando el grupo se formó hace 10 años. “Queremos liberar la lengua de las personas para que empiecen a pensar en esto sin las restricciones de la corrección política”, dijo.

Esa conversación entre extremistas antiinmigrantes en gran medida anónimos existe en el contexto más amplio de una cultura de programas radiales de debate de inclinación derechista en Quebec que ha sido crítica de la inmigración musulmana y que considera que los musulmanes no se han integrado a la cultura canadiense. Los programas radiales de debate de este tipo son raros en otras parte de Canadá y recuerda a los estridentes programas radiales derechistas en Estados Unidos pero son mucho más moderados.

Las estaciones Radio X y FM93 están entre las citadas como espacios que dan voz a los activistas antimusulmanes. Aunque sus propios comentarios no sean expresados, ofrecen una plataforma a voces menos tolerantes de sitios como Point de Bascule, que significa Punto de Inflexión, y Poste de Veille, que se traduce como Puesto de Vigilancia y cuyo sitio web muestra un barco pirata con una bandera yihadí como vela que se acerca a la Ciudad de Quebec.

Incluso el alcalde de la Ciudad de Quebec, Régis Labeaume, quien se conmovió visiblemente en una conferencia de prensa el 30 de enero mientras mostraba apoyo a la comunidad musulmana, ha expresado frustración con algunas costumbres musulmanas ortodoxas.

En 2014, durante entrevistas sobre la aparición del “burkini” en piscinas comunitarias, recordó un día de verano extremadamente caluroso en que vio a un hombre vestido con pantaloncillos cortos y sandalias mientras su esposa usaba un niqab completo, que le cubría de la cabeza a los pies, incluyendo guantes negros. Labeaume dijo que su propia esposa tuvo que detenerlo para que no insultara al hombre y “le arrancara la cabeza”.

Muchas personas han hecho un llamado a moderar el tono de las declaraciones tras el tiroteo en la mezquita.

“El tono debería ser definitivamente más respetuoso en todos los bandos”, dijo Dominic Maurais, quien es presentador de un programa en Radio X y es una voz importante en los programas de debate conservadores de Quebec. Maurais señaló que él estaba a favor de la inmigración.

“Sin embargo, todos deberíamos ser cuidadosos en cuanto a permitir que la corrección política gane sobre las discusiones cruciales, francas y esenciales acerca del islamismo radical y los valores islámicos en nuestras democracias”, dijo en una entrevista telefónica.

La Fédération des Québécois de Souche y Atalante Québec emitieron una declaración conjunta deplorando la violencia y llamando perturbado al atacante.

Craig S. Smith y Dan Levin
© 2017 New York Times News Service