La difusión de noticias falsas hechas en Rusia destinadas a desacreditar a Hillary Clinton en los medios sociales está emergiendo como una importante línea de investigación sobre posibles colusiones entre la campaña Trump y Moscú.
Los investigadores están revisando si los partidarios de Trump y los sitios web de extrema derecha coordinaron con Moscú el lanzamiento de noticias falsas, incluyendo historias que implicaban a Clinton en asesinato o pedofilia, o pagaron para impulsar esas historias en Facebook.
El jefe del campo digital de Trump, Brad Parscale, habría sido convocado para comparecer ante el comité de inteligencia de la Cámara de Representantes, examinando la interferencia de Moscú en las elecciones de 2016 en Estados Unidos. Mark Warner, el principal demócrata del Comité de Inteligencia del Senado que lleva a cabo una investigación paralela, ha dicho que al menos 1,000 “trolls” de Internet pagados que trabajan en una instalación en Rusia estaban inyectando noticias falsas contra Clinton en los sitios de redes sociales durante la campaña.
Warner dijo que había pruebas de que esta campaña parecía estar centrada a los votantes clave, planteando la cuestión de si había coordinación con los agentes políticos de EE.UU. en dirigir el flujo de historias falsas.
Se cree que Robert Mueller, el abogado especial designado por el departamento de justicia para supervisar la investigación sobre el papel de Rusia en las elecciones, está estudiando todas estas cuestiones, así como los posibles vínculos entre las fábricas de noticias falsas rusas y los sitios de extrema derecha.
Es una investigación amplia que está examinando el número inusualmente grande de contactos entre los asociados de Trump y los funcionarios rusos durante la campaña, así como la posibilidad de que el Kremlin tenga apalancamiento personal o financiero sobre los miembros en el campo de Trump, incluido el propio presidente Según sus propias observaciones en Twitter.
El papel de las noticias falsas rusas generadas es una hebra separada que ha ganado menos atención hasta ahora, pero la parte que jugó en deprimir el voto de Clinton en estados dominantes como Wisconsin, Michigan y Pennsylvania en los últimos días críticos de la campaña 2016 podría haber cambiado el curso de la historia americana reciente.
Con información de The Guardian
