Salud personal: Como reconocer a un narcisista

© 2016 New York Times News Service

¿Le parece que lo siguiente suena como alguien que usted conoce?
– Altamente competitivo en prácticamente todos los aspectos de su vida, creyendo que él (o ella) posee cualidades y habilidades especiales de las que otros carecen; se presenta como un ganador y todos los demás son perdedores.

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– Despliega un pomposo sentido de sí, viola normas sociales, hace berrinches, e incluso viola leyes con mínimas consecuencias; por lo general se comporta como si tuviera derecho a hacer cualquier cosa que quiera sin consideración a cómo afecta a terceros.

– Avergüenza o humilla a quienes no están de acuerdo con él, y se lanza al ataque cuando es lastimado o está frustrado, a menudo en un estallido de ira.

– Arrogante, egoísta y altanero, exagera sus logros; intimida a otros para salirse con la suya.

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Miente o distorsiona la verdad en busca de ganancia personal, culpa a terceros o inventa excusas por sus errores, pasa por alto o reescribe hechos que desafían su imagen de sí mismo, y no presta atención a argumentos con fundamentos en la verdad.

Estas son características comunes de narcisistas extremos con base en la descripción de Joseph Burgo, psicólogo clínico, en su libro “El narcisista que usted conoce”. Si bien actualmente vivimos en una cultura que algunos llamarían narcisista, con millones de personas tomándose autofotos de manera constante, escupiendo tuits y publicando todo lo que hacen en YouTube y Facebook, los narcisistas extremos que Burgo describe son una raza en sí mismos. Pudieran ser altamente exitosos en sus campos elegidos, pero resulta sumamente difícil vivir y trabajar con ellos.

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Por supuesto, casi todos poseemos una o más características narcisistas sin cruzar la línea de un trastorno diagnosticable. Además, ciertamente no es narcisista tener un firme sentido de autoconfianza con base en las propias habilidades.

“El narcicismo existe en muchos tonos y grados de severidad a lo largo de un continuo”, dijo Burgo, y para gente bien conocida que cita como narcisistas extremos, él se resiste a hacer un diagnóstico ad hoc del trastorno de personalidad narcisista, según la definición de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.

El manual de esta asociación enumera diversas características que describen el trastorno de personalidad narcisista, entre ellas una capacidad menoscabada para reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de otras personas, pomposidad y sentimientos de que se tiene derecho a las cosas, aunado a intentos excesivos por llamar la atención.

El Dr. Giancarlo Dimaggio, del Centro para Terapia Interpersonal Metacognitiva en Roma, escribió en Psychiatric Times que las “personas con trastorno de personalidad narcisista son agresivas y jactanciosas, exageran su desempeño, y responsabilizan a terceros de sus retrocesos”.

Con base en la Clínica Mayo, las personas con trastorno de personalidad narcisista se tienen en tan alta estima que se ponen en un pedestal y se valoran más de lo que valoran a otras personas. Pudieran transmitir un aire de engreídos o pretenciosos. Tienden a monopolizar conversaciones, minimizan a quienes consideran inferiores, insisten en tener lo mejor de todo y se enojan o se vuelven impacientes si no reciben trato especial.

Sin embargo, debajo de de su conducta pública pudiera haber “sentimientos secretos de inseguridad, vergüenza, vulnerabilidad y humillación”, escribieron expertos de la Clínica Mayo. Para defenderse.

de estos sentimientos cuando son criticados, ellos “pudieran reaccionar con ira o desprecio e intentar denigrar a la otra persona”.

Burgo, quien ve a clientes a través de Skype desde su hogar en Grand Lake, Colorado, notó que muchos “narcisistas pomposos son atraídos a la política, deportes profesionales y la industria del entretenimiento, ya que el éxito en estos campos les permite amplia oportunidad de demostrar su estatus ganador y provocar la admiración de otras personas, confirmando su defensiva autoimagen como un ser superior”.

Se desconocen las causas precisas del narcicismo extremo. Las teorías incluyen estilos para educar a los hijos que hacen énfasis excesivo en las habilidades especiales del menor y critican sus temores y fracasos, promoviendo la necesidad de parecer perfecto y captar atención constante.

Si bien el narcicismo no ha sido ubicado en un tipo en particular de antecedentes familiares, Burgo escribió que “un número asombroso de narcisistas extremos ha experimentado algún tipo de trauma o pérdida en etapas tempranas”, como el abandono parental. Las vidas familiares de varios famosos narcisistas que él describe, entre ellos Lance Armstrong, están marcadas por “múltiples matrimonios fallidos, pobreza extrema y una atmósfera de violencia física y emocional”.

Como un trastorno de personalidad diagnosticable, el narcisismo ocurre con mayor frecuencia en varones que en mujeres, desarrollándose con frecuencia en los años de adolescencia o entrando a la adultez y volviéndose más extremo con la edad. Ocurre en 0.5 de la población general, con base en estimados, así como en 6 por ciento de las personas que tiene encuentros con la ley que tiene trastornos mentales o emocionales. Un estudio de Italia arrojó que había presentes características de personalidad narcisista en casi 17 por ciento de los estudiantes de medicina de primer año.

Como jefes y parejas románticas, los narcisistas pueden ser insufribles, exigiendo perfección, sumamente críticos y rápidos para destrozar el más fuerte de los egos. Es alto el reemplazo de empleados en empresas administradas por narcisistas y el índice de divorcios en personas casadas con ellos.

“La mejor defensa paras empleados que optan por quedarse está en proteger los egos de los jefes y evitar desafiarlos”, dijo Burgo en una entrevista. Su consejo general a quienes encuentren en su camino narcisistas extremos es “mantenerse cuerdo y razonable” en vez de enfrentárseles en “batallas que ellos siempre ganarán”.

A pesar de su alarde, los narcisistas extremos son propensos a la depresión, abuso de sustancias y suicidio cuando son incapaces de cumplir sus expectativas y proclamaciones de ser el mejor o el más brillante.

El trastorno puede ser tratado, aunque la terapia tampoco es rápida o fácil. Para quienes presentan el trastorno, puede hacer falta una insuperable crisis en la vida para que busquen tratamiento. “Tienen que tocar fondo realmente, haber arruinado todas sus relaciones importantes con su conducta destructiva”, dijo Burgo. “Sin embargo, esto no ocurre con mucha frecuencia”.

No hay fármaco alguno que pueda revertir un desorden de personalidad. Más bien, la terapia oral puede, a lo largo de algunos años, ayudarle a la gente a entender mejor qué subyace a sus sentimientos y conducta, aceptar su verdadera competencia y potencial, aprender a relacionarse más efectivamente con otras personas y, debido a esto, experimentar relaciones más gratificantes.

Jane Brody
© The New York Times 2016