Sin nuevas señales de vida tras avalancha sobre un hotel en Italia

Los rescatistas italianos continuaban este domingo buscando sobrevivientes bajo los escombros de un hotel devastado por una avalancha el pasado miércoles en el centro de Italia, en condiciones extremas.
Nueve personas, incluidos cuatro niños, fueron hallados con vida el viernes de los escombros del hotel Rigopiano, en los Abruzos (centro), en donde no se percibía ninguna señal de vida este domingo.
Los socorristas encontraron asimismo seis cuerpos sin vida, incluidos los padres de uno de los niños rescatados, aunque seguían sin encontrar rastros de los desaparecidos, cuyo número es ahora de 23 desde que los clientes del establecimiento señalaran la presencia de un empleado senegalés que no había sido censado hasta entonces.
“Tenemos esperanzas. Incluso aunque no haya señales de vida, podemos excavar una pared y, de repente, tener un contacto, es lo que nos ocurrió con los otros sobrevivientes”, decía a la AFP Luca Cari, portavoz de los bomberos, en el cuartel general de los socorristas, en Penne.
Según los primeros cálculos de los carabineros, 120.000 toneladas de nieve y escombros, equivalentes a 4.000 camiones a gran velocidad, cayeron sobre el hotel el miércoles por la tarde.
Una parte trasera del hotel quedó protegida por un muro de rocas, donde los rescatistas creen que podría haber “habitaciones intactas”, explicó Cari.
“El problema es llegar a ellas. No tenemos mucho margen de maniobra, los agujeros son estrechos y hay que perforar paredes muy gruesas”, explicó, precisando que los socorristas que rescataron a los niños el viernes seguían trabajando en el lugar.
– Agotados –
El lunes se producirá un primer relevo de los bomberos con la llegada de brigadas de Lombardía y Venecia.
“Estamos agotados, no hemos dormido desde hace tres días, pero seguimos siendo positivos, devolveremos a la gente a sus casas”, aseguraba a última hora del sábado uno de los socorristas, Alessandro Massa, de 34 años.
En medio del frío, la nieve y la neblina, y bajo la amenaza de nuevas avalanchas, los equipos de rescate avanzaban lentamente por miedo a derrumbes en el hotel, sepultado bajo toneladas de nieve y escombros.
Al día siguiente de la avalancha, y tras más de 24 horas de trabajos, los rescatistas encontraron a los primeros sobrevivientes.
“Fue como una bomba”, explicó Vincenzo Forti, que sobrevivió confinado en un rincón con su novia, Georgia Galassi, de 22 años, y con otro hombre, cuya compañera está desaparecida. “Estaba sentado en el diván y las columnas cayeron y lo cortaron en dos”, dijo, citado por varios medios italianos.
Según Georgia Galassi, los tres sobrevivieron apretujándose para mantenerse calientes, a la luz de sus teléfonos, chupando nieve para calmar su sed. Según otros rescatados el viernes, también cantaron y rezaron para tranquilizarse.
– Condiciones extremas –
Tres niños de entre 6 y 9 años, Ludovica, Eduardo y Samuel, se encontraban aislados en la sala de billar, que no se derrumbó.
Atrapados a oscuras pero con posibilidad de hablar con la madre y el hermano de uno de ellos que estaban en una sala contigua, tuvieron la suerte de encontrar unas botellas de agua y una crema de chocolate que les permitieron esperar casi 48 horas a los equipos de rescate, informaron medios italianos.
Por desgracia, si bien Ludovica pudo abrazar a su familia en el hospital de Pescara, Eduardo y Samuel seguían solos: los padres del primero están muertos y los del segundo, desparecidos.
Se abrió una investigación por homicidio involuntario al día siguiente de de la tragedia para determinar si se habían tomado en cuenta todos los riesgos, tanto durante la construcción del hotel como el pasado miércoles.
La región se vio asolada a principios de semana por una nevada histórica, que aisló a cientos de habitantes, mientras que una serie de terremotos reavivaron el miércoles el trauma causado por los potentes sismos de agosto y octubre.
Más de 8.300 personas están movilizadas en toda la región, “en condiciones extremas”, para evacuar personas en zonas de riesgo, aportar víveres y medicamentos a áreas aisladas, despejar las carreteras secundarias o reparar las líneas de electricidad.