Pedro Sánchez ha recuperado el liderazgo del Partido Socialista amargamente dividido siete meses después de ser derrocado en un golpe que dejó al descubierto las fallas dentro de los socialistas y dejó en peligro su estatus como el principal partido de la oposición.
El domingo por la noche, Pedro Sánchez asumió el 50% de los votos, pasando por delante de su principal rival, Susana Díaz, presidenta del PSOE de Andalucía, que asumió el 40%. El ex presidente vasco Patxi López terminó tercero con un 10%.
El PSOE ha estado en manos de una administración provisional desde octubre, cuando Sánchez renunció después de que poderosas facciones dentro del partido se rebelaran contra su negativa a permitir que el Partido Popular (PP) conservador de Mariano Rajoy formara un gobierno.
A pesar de la enorme presión interna y externa, Sánchez insistió en que el PP era simplemente demasiado corrupto para dirigir el país.
Después de su dimisión, el PSOE se abstuvo del debate de investidura de Rajoy, devolviendo al PP a la oficina y poniendo fin al estancamiento político de 10 meses que había dejado España sin un gobierno después de dos elecciones generales concluyentes.
Pedro Sánchez ha pasado los últimos meses cruzando el país, dirigiéndose a los partidarios de la base del PSOE e instando al partido a moverse hacia la izquierda.
Elogió su victoria como un ejemplo de “democracia, participación y transparencia” y prometió hacer del PSOE un partido ganador creíble una vez más.
“A los millones de progresistas que pueden o no haber votado por los socialistas, decimos que el PSOE será una oposición efectiva y que defiende a la mayoría social que está enferma de la corrupción del PP y que sufre inseguridad y desigualdad en el empleo como consecuencia de los recortes del PP “, dijo.
Con información de The Guardian
