Theresa May cobra nuevos intereses del terremoto Brexit

Los laboristas detuvieron al antieuropeo UKIP en el norte obrero de Inglaterra pero cedieron un diputado a los conservadores, los únicos que no han dejado de crecer desde el Brexit, según los resultados de dos elecciones parciales difundidos este viernes.

En Stoke, bautizada como la capital del Brexit, el laborista Gareth Snell ganó la elección por un escaño en Wesminster con 7.853 votos, por delante de los 5.233 de Paul Nuttall, líder del Partido por la Independencia del Reino Unido, (UKIP, por sus siglas en inglés).

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En cambio, los laboristas de Jeremy Corbyn sufrieron un duro revés ante los conservadores en la otra elección parcial celebrada en la circunscripción rural de Copeland, en el noroeste de Inglaterra, sin la trascendencia política de la pugna en el antiguo cinturón industrial, pero con potenciales consecuencias para su líder.

“Es un gran momento para Theresa May. Los dos partidos que más la amenazaban sufrieron reveses, sus líderes están en una posición comprometida, logró otro diputado que aumenta su mayoría y no se ensució las manos en el trance. Es el mejor resultado imaginable”, dijo a AFP Simon Usherwood, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Surrey.

El UKIP pierde en la capital del Brexit

La circunscripción de Stoke-on-Trent Central -su nombre completo- siempre había elegido a un diputado laborista desde su creación en 1950 y en las últimas elecciones, en mayo de 2015, el primer partido de la oposición ganó por un cómodo margen de 5.000 votos de los aproximadamente 60.000 en liza.

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El fuerte apoyo al Brexit (69,4%) en el referéndum del 23 de junio, el mayor en las 30 ciudades más grandes del país, hacía temer a los laboristas una eventual derrota ante el UKIP, antieuropeo, antiinmigración y nacionalista, que fue finalmente evitada.

La derrota del UKIP representa el primer revés al incipiente liderazgo de Paul Nuttall -que dijo que seguirá- y constata que, pese al Brexit, el partido sigue teniendo las mismas dificultades que tuvo con el carismático Nigel Farage para que le confíen algo más que el voto protesta.

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“La política es un juego de largo plazo. Nos llevó 23 años ganar un referéndum para sacar al Reino Unido de la Unión Europea. Quizás nos lleve lo mismo ganar un escaño en Westminster en una elección parcial”, dijo a la BBC el presidente del partido, Paul Oakden.

Las dos elecciones no cambian el equilibrio de fuerzas en el Parlamento: los conservadores reforzaron su mayoría absoluta con 330 de los 650 diputados, mientras que los laboristas se quedan en 230. El UKIP sigue contando sólo con un escaño en Wesminster, de un tránsfuga conservador.

Corbyn, de nuevo en el disparadero

En Copeland, la conservadora Trudy Harrison calificó de “evento verdaderamente histórico” su victoria por 13.748 votos contra 11.601 para el laborista Gillian Troughton, cuyo partido había ganado sistemáticamente en la región desde 1982. Copeland es una región izquierdista desde que se tiene memoria.

Con los conservadores a una distancia sideral en los sondeos, la pérdida de Copeland abre la perspectiva de una nueva crisis en el Partido Laborista, dividido en torno a un Corbyn que tiene el apoyo de los militantes pero no de sus diputados.

“Fui elegido para liderar este partido. Estoy orgulloso de liderar este partido”, dijo este viernes a la prensa el veterano líder socialista, que rechazó renunciar.

El escudero de Corbyn, John McDonnell, portavoz de Economía, culpó del fracaso en Copeland a las divisiones en el partido, pero un crítico del líder auguró que el Laborismo marcha hacia una derrota “catastrófica” en las elecciones generales.

“Hemos atravesado un período difícil en los últimos 20 meses por los desafíos al líder y las divisiones en nuestro partido. La mayoría de nuestros militantes quieren que estemos unidos”, dijo McDonnell a la BBC.

En contraste, John Woodcock, diputado laborista crítico de Corbyn, estimó, también en una entrevista a la BBC, que el partido marcha “hacia una derrota histórica y catastrófica”.