Tras la muerte de su madre, Oscar Isaac regresa a Shakespeare en busca de consuelo

NUEVA YORK Oscar Isaac pasó la mayor parte del otoño y el invierno en un hospital en Florida, cuidando a su madre moribunda, Eugenia. A medida que se deterioraba su estado, él se encontró leyéndole en voz alta “Hamlet”.

“Simplemente le leía la obra todo el tiempo, en fragmentos para ella”, dijo Isaac.

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Una tragedia de venganza isabelina con un número de muertos sustancial y un pesado terror existencial no es un consuelo obvio de cabecera. Pero Isaac, su madre y su hermana tenían obsesión por Shakespeare. Mientras él crecía, vieron “Romeo and Juliet” de Franco Zeffirelli una y otra vez. “Verme interpretar a Shakespeare era lo que le gustaba”, dijo Isaac.

Así sintió que recitarle “Hamlet” en el hospital era lo correcto. En ocasiones, sintió que era lo único. “Yo no sabía cómo procesar nada de esto, pero esto era algo que sabía hacer”, dijo.

A medida que su salud declinó, las preguntas shakespearianas que habían parecido abstractas ¿Qué impulsa a la disolución de una familia? ¿Cómo se supera una pérdida que te debilita? se sintieron inmediatas y reales, afirmó.

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“Sé que les sucede a todos, pero nunca me había sucedido a mí”, comentó. “Sé que han muerto las madres de otras personas, pero esta era la mía”.

La madre de Isaac murió en febrero, pero “Hamlet” sigue con él. Durante la mayor parte de este verano caluroso, está interpretando al torturado príncipe que lamenta la muerte de su padre, seis veces a la semana durante casi cuatro horas de representación en el Public Theater.

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Isaac ciertamente tiene otras formas de pasar sus días. Por un lado, su primer hijo, un varón, nació en abril. Y su carrera cinematográfica está en auge. En unos años pasó de artista independiente, con películas como “Inside Llewyn Davis”, a auténtica estrella con papeles en “X-Men: Apocalypse” y “Star Wars: The Force Awakens”. Probablemente puede tomar cualquier papel teatral que quiera o no tomar ninguno.

Dicho esto, “Hamlet es una obra que ejerce una extraña atracción para un grupo de estrellas de cine y televisión (Benedict Cumberbatch, David Tennat, Jude Law, Ethan Hawke), y es un papel que casi cualquier actor con educación clásica y muchas actrices han soñado con interpretar.

Pero es también una tragedia que pide a Isaac revivir la angustiosa muerte de un padre en cada representación. En el escenario tumultuoso y deconstruccionista de Sam Gold, cada vez que Isaac lucha en lodo, o levanta un cráneo de utilería o interpreta una escena alocada vestido solo con camiseta y calzoncillos, parece estar trabajando su propia pérdida, transformando el dolor privado en una actuación pública cautivadora.

“Es por mi mamá que lo estoy haciendo”, dijo. “Es para honrar su vida, pero también su muerte, la cual fue tan horrible”.

Su Hamlet es bufonesco, voluble, impredecible pero cada línea de los versos se entiende claramente, casi de manera conversacional. Como dijo Oskar Eustis, el director artístico del Public Theater quien ayudó a reclutar a un Isaac recién egresado de Juilliard para “Two Gentlemen of Verona” en 2005 y “Romeo and Juliet” dos años después , “esa combinación, particularmente en un hombre apuesto, es asombrosa”.

Es ese carisma el que ayudó a que el director de “Star Wars” J.J. Abrams decidiera no matar a su personaje, Poe Dameron, quien reaparecerá en la próxima “Star Wars: The Last Jedi”. “La idea de Oscar Isaac como Poe regresando a la película y siendo aliado de la causa hizo que mi sangre se acelerara”, escribió Abrams en un correo electrónico.

Richard Feldman, uno de los maestros de Isaac en Juilliard, recordó percibir en él “el mejor tipo de ambición artística”, y añadió: “No estoy hablando de fama, no estoy hablando de fortuna. Estoy hablando del ansia de ser realmente bueno”.

En Juilliard, conoció a Gold, en esa época estudiante de dirección. Gold de inmediato se sintió impactado por “la energía fácil y la relación fácil [de Isaac] con su talento y cómo tenía una cantidad increíble de talento” y una creencia compartida en que “la actuación no debería parecer difícil”, dijo Gold.

Los dos juguetearon con algunas escenas cómicas de “Hamlet”, haciendo un pacto de trabajar juntos un día en la obra completa. Ambos “nos picamos y obsesionamos con ella”, dijo Gold, hablando al teléfono. Esas conversaciones continuaron, y hace dos años, Isaac se comprometió, diciendo que sentía que tenía que hacerlo “antes de que las rodillas me fallen”.

“No se puede ser muy viejo y molestarse porque tu mamá se vuelva a casar”, dijo.

Una vez que aceptó, Isaac empezó a leer libros académicos, ver actuaciones pasadas famosas, interpretar una grabación del Hamlet de John Gielgud “y solo escuchar la belleza de la voz de ese hombre”, dijo. Después de tensiones creativas con la casa original de la producción, Theater for a New Audience, “Hamlet” se cambió al Public Theater, donde Isaac había hecho su debut tras Juilliard, y se establecieron las fechas.

Pero luego su madre enfermó y su pareja, la documentalista Elvira Lind, se embarazó y, de pronto, “había muchas cosas que realmente se conectaban a nivel muy personal”, dijo. Como explicó Isaac, la actuación siempre le ha ayudado a manejar sus emociones. “Así es como puedo funcionar”, dijo. “La única manera en que realmente puedo procesar cosas es reflejándolas”.

Parte del lenguaje visual que él y Gold decidieron las jeringas, el suero intravenoso, los catéteres hacen a sus recuerdos y asociaciones aún más viscerales. Su Hamlet usa ropa arrugada y tiene un asomo de barba (si ha visto las películas de Isaac, sabe que su vello facial es esencial en el personaje) para aproximarse a “la apariencia y sensación de pasar largas horas visitando a un ser amado en el hospital”, dijo.

En los primeros días de ensayo, a Gold le preocupaba “que hubiera cosas en esta obra que fueran detonantes tan profundos que él no pudiera terminar el espectáculo”, dijo. Pero vio a Isaac usar las palabras de la obra para “contextualizar lo que estaba experimentando”, comentó.

A Isaac no le preocupaba hacer que un discurso tan conocido como “Ser o no ser” sonara nuevo. Tan pronto como pronuncia las palabras, instantáneamente recuerda su pérdida personal y “la sensación de que el dolor simplemente puede hacerte querer parar”, dijo.

Al mismo tiempo, nunca discutió realmente su vida personal en la sala de ensayos. “Siempre fue algo muy sutil que se cernía en el aire”, dijo Gold. En vez de ello, se lanzó a experimentar con el papel física, vocalmente y trabajó en hacer reír a sus colegas.

Keegan-Michael Key, quien interpreta al amigo de Hamlet Horacio, señaló que a Isaac, quien llevó una mesa de pingpong a la sala de ensayo, “le gusta divertirse”. En el escenario, a menudo imita una pronunciación o arquea una ceja solo para fastidiar a un compañero de elenco.

“Lo hará a propósito solo para mantener a todos alertas”, dijo Key. “Entre más en vivo es, más incierto es y más dinámico se vuelve”.

Isaac dijo que interpretar la obra no se ha sentido especialmente triste. Cuando sale de escena después de cuatro horas, se siente animado, dijo.

Eso es en parte porque la obra no es solo para su madre. Cuando actúa, también está pensando en su hijo de dos meses, Eugene, llamado así en honor a ella. El bebé tiene los labios de Eugenia, dijo, y sus manos.

Llevó a Eugene al primer ensayo (“Pienso que algunos de los aspectos más filosóficos y teológicos de la obra estuvieron por encima de su nivel”, bromeó Gold), y es en Eugene en quien piensa cuando recita la parte del “ser” del soliloquio del “ser o no ser”.

Como explica Isaac, el discurso es sobre el morir esa es la parte de “no ser” pero también sobre elegir seguir viviendo. E Isaac tiene mejores razones para seguir que Hamlet.

“Uno tiene un hijo”, dijo, “y debe debe por su bien debe decir sí a la vida”.

Alexis Soloski
© 2017 New York Times News Service