La administración Trump está intentando acelerar o incluso eliminar varias protecciones ambientales en su plan para arreglar la infraestructura en ruinas de Estados Unidos y construir un muro a lo largo de la frontera con México.
El plan de infraestructura de la Casa Blanca apunta a lo que llama “ineficiencias” en la aprobación de carreteras, puentes, aeropuertos y otros proyectos. Propone un límite de 21 meses para las protecciones ambientales de proyectos que potencialmente amenazan a especies en peligro o hábitats frágiles, junto con restricciones a la capacidad de las agencias federales para plantear objeciones a nuevas construcciones.
En una reunión con funcionarios estatales y locales el lunes, Trump dijo que “vamos a obtener sus permisos muy rápidamente”.
Los tenientes de Trump han recogido la campaña para acelerar el desarrollo por sobre las preocupaciones. Scott Pruitt, el administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), ha intentado acelerar aún más el ritmo, diciéndole al mismo grupo que la EPA “procesará cada permiso, arriba o abajo, dentro de seis meses” para fines de 2018.
La administración ha intentado dejar de lado por completo las consideraciones ambientales cuando se trata de su controvertido muro fronterizo. Recientemente adquirió una exención por tercera vez para acelerar la construcción de 20 millas del muro en Nuevo México, y Trump anuló una norma de la era Obama que exigía que los funcionarios consideraran el aumento del nivel del mar y otros factores de cambio climático en proyectos financiados con fondos federales .
Los ecologistas han advertido que la agenda de Trump ejercerá una presión adicional sobre las especies en peligro y los riesgos que exacerban el riesgo, como las inundaciones, al no tener en cuenta el cambio climático.
Con información de The Guardian
