Trump promete cumplir la “prueba de la historia” al vencer el extremismo

Donald Trump ha apostado que es una figura que puede movilizar al mundo musulmán contra el extremismo, utilizando su muy esperado discurso sobre el Islam como un llamado de reunión para una cooperación global basada en la reforma, el comercio y la fe.

Al hablar en la capital saudita, Riyadh, frente a líderes de más de 40 naciones musulmanas, el presidente estadounidense prometió cumplir la “gran prueba de la historia” al conquistar el extremismo con la ayuda de los países que más han sufrido. En una marcada divergencia de la estridente retórica antiislámica que caracterizó su campaña, en cambio se comprometió a no “enseñar” o “decir a otras personas cómo vivir… o cómo adorar”.

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La dirección fue la más significativa en los cinco meses de batalla de Trump en el cargo, estableciéndolo como un líder ambicioso, preparado para renovar puntos de vista y políticas para ganar la confianza o asegurar una paz global que ha eludido a todas las demás administraciones en la era de la yihad global.

Trump equiparó los actos realizados por Irán con los llevados a cabo por el Estado Islámico y al-Qaida, una nueva dirección a la de Barack Obama, cuyo legado en la región fue una vuelta de 180 grados a una larga alianza con Arabia Saudita tras subscribir un pacto con Teherán.

Invocando referencias religiosas a lo largo de su discurso de 40 minutos, Trump instó a los países musulmanes a tomar la iniciativa en la lucha; un mensaje que su predecesor también había visto como central en la política estadounidense. Su decisión de hacer de Riyad su primer destino en un viaje al extranjero fue otra clara salida de Obama, cuya dirección en El Cairo en enero de 2009 -que también tenía como objetivo restablecer las relaciones de Estados Unidos con el mundo musulmán- no tenía el mismo alcance.

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Con información de The Guardian