Trump se dedica al Supremo sin controlar la polémica migratoria

El presidente estadounidense, Donald Trump, decidió este lunes centrarse en la tarea de completar la Corte Suprema en medio de una áspera controversia dentro y fuera de Estados Unidos a raíz de su nueva política sobre migrantes de países musulmanes.

El decreto firmado por Trump el viernes, que pone un dramático freno a la aceptación de migrantes de siete países musulmanes, se convirtió en un escándalo de alcance global que puso al mandatario contra las cuerdas.

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Este lunes, Trump intentó retomar la iniciativa y, fiel a su estilo, lo hizo a través de la red Twitter.

En una serie de mensajes, Trump dijo que los manifestantes eran los culpables del caos en los aeropuertos durante el fin de semana, que el mundo está lleno de “tipos malos” y que todo está marchando “bien y con muy pocos problemas”.

De acuerdo con Trump, el secretario de Seguridad Interna, John Kelly, “dijo que todo está bien y con muy pocos problemas. ¡Hagamos que ESTADOS UNIDOS SEA SEGURO DE NUEVO!”.

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En otro mensaje Trump añadió que la implantación de comprobaciones más rígidas antes de permitir la entrada a refugiados “fue parte importante de mi campaña. ¡Estudien el mundo!”. “¡Hay muchos tipos malos por todos lados!”, advirtió.

El caos en los aeropuertos “fue provocado por un problema en las computadoras de (la aerolínea) Delta, manifestantes y las lágrimas del senador (Chuck) Schumer”, expresó Trump, en referencia a un legislador que el sábado formuló un dramático llamamiento a cancelar el nuevo decreto.

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El decreto de Trump suspende por 120 días el ingreso de nuevos migrantes (ese plazo es indefinido para los provenientes de Siria) y por 90 días para ciudadanos de Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.

Abrir otro frente

En ese ambiente, Trump decidió adelantar para este martes el anuncio de su nominado para ocupar la plaza de juez actualmente vacante en la Corte Suprema.

La máxima instancia judicial del país está abocada al bloqueo desde la muerte del juez conservador Antonin Scalia en febrero del año pasado. Desde entonces funciona con ocho magistrados: cuatro conservadores y cuatro progresistas.

El expresidente estadounidense, el demócrata Barack Obama propuso como sustituto al juez Merrick Garland, pero el Senado, controlado enteramente por el conservador partido Republicano, se negó a realizar audiencias de confirmación del cargo en un año electoral.

La Corte Suprema es quien en última instancia interpreta la Constitución y debe tomar decisiones respecto a temas muy sensibles sobre los que la ideología pesa, como el aborto, el matrimonio homosexual y la posesión de armas.

En una entrevista divulgada el viernes, Trump adelantó que trabajaba con una lista de 20 posibles candidatos para cubrir la plaza vacante en la Suprema Corte, y que los evangélicos estadounidenses quedarán “encantados” con el nombre que propondrá.

Durante la campaña, Trump prometió escoger para la vacante en la Suprema Corte a un juez que defienda posiciones conservadoras.

Rechazo generalizado

La polémica sobre el decreto antiimigración dejó a Trump en el centro de una espectacular tormenta, ya que hasta aliados internos han expresado rechazo a la nueva política.

El senador John McCain, un peso pesado del partido Republicano y excandidato presidencial, dijo la noche del domingo que el decreto y la nueva política estadounidense para refugiados está equivocado.

Según McCain, el decreto dará al grupo yihadista Estado Islámico “más material de propaganda”.

En el famoso Silicon Valley, cuna de las empresas de tecnología, los responsables por gigantes como Apple, Microsoft, Google, Facebook, Airbnb y Netflix coincidieron en que el bloqueo al ingreso al país de refugiados y ciudadanos de siete países de mayoría musulmana es “contrario a valores estadounidenses”.

Lloyd Blankfein, director ejecutivo del gigante Goldman Sachs, también marcó distancia y envió un mensaje de voz a los funcionarios del banco afirmando que “esta no es una política que apoyamos y además ya es cuestionada en tribunales federales”.

Pero Trump no se volvió blanco de protestas solamente en Estados Unidos, ya que más allá de las fronteras ya se levantaron voces para que el polémico decreto sobre refugiados sea revisado.

La canciller alemana, Angela Merkel, tradicionalmente aliada de Washington, denunció el “carácter antimusulmán” de la nueva política estadounidense.

La Comisión Europea adelantó que velará para que ciudadanos del bloque no sufran discriminación debido a la nueva política, y el gobierno de Italia también marcó distancia alegando que tiene una “visión diferente” a la de Washington sobre los refugiados y la seguridad.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el jordano Zeid Ra’ad al Hussein, denunció la “falta de generosidad del decreto estadounidense, y la Organización de Cooperación Islámica (OCI) alertó que la nueva política podrá reforzar el “extremismo”.