Donald Trump se reunió con el Papa Francisco en el Vaticano en la tercera etapa de su primer viaje al extranjero como presidente de Estados Unidos, un año después de un enfrentamiento público sobre lo que significa ser cristiano.
Los intercambios de apertura entre el Papa y el presidente -que no están de acuerdo en cuestiones que van desde la necesidad de combatir el calentamiento global hasta la acogida e integración de los inmigrantes de todas las religiones- comenzaron con una nota inusualmente sombría, con el Papa omitiendo su habitual calidez y alegría.
Francis también le indicó al presidente que era mejor hablar fuera del alcance de los reporteros y de las cámaras, que rápidamente fueron sacados de la biblioteca papal donde los dos conversaron sólo 29 minutos con un traductor. Pudo oírse a Trump diciendo que era un honor conocer al Papa.
Las fotografías tomadas después de su reunión mostraron a un papa de apariencia triste, en contraste con la sonrisa con ls que Francisco conoció al predecesor de Trump, Barack Obama.
La conversación fue calificada como “cordial” en una declaración de la Santa Sede, en la que se expresó “satisfacción” por la buena relación de Estados Unidos con el Vaticano y su “compromiso conjunto en favor de la vida y la libertad de culto y conciencia”.
“Se espera que pueda haber una colaboración serena entre el estado y la iglesia católica en los Estados Unidos, comprometidos en el servicio a la gente en los campos de la salud, la educación y la asistencia a los inmigrantes”, dijo el comunicado.
No se dijo que las políticas de la administración de Trump sobre los migrantes han sido condenadas por los aliados de Francisco en Estados Unidos, incluyendo a Joe Tobin, arzobispo de Newark, Nueva Jersey.
También discutieron asuntos mundiales, incluyendo el diálogo interreligioso y la paz en Oriente Medio, con énfasis en la protección de los cristianos.
Con información de The Guardian
