Apenas nos reponemos en Tijuana y en Baja California toda de la muerte a todas luces lamentable del menor Uzziel Alejandro, cuando ya tenemos en puerta un caso más, el del menor Elliot, de apenas 7 meses de edad, y cuyo cadáver fue arrojado en un lote baldío del área de La Presa por su madre y la pareja de ésta, temerosos dicen, de la juticia mexicana.
Procedentes de California, a donde volvieron, revelaron el caso allá argumentando el citado temor, y que la causa del deceso del infante se debió a una caída.
El padre biológico de Elliot, Joany Aguirre, advierte que hubo signos de maltrato y no está conforme con lo que ahora ya suman tres o cuatro versiones.
El caso se complica si consideramos que los presuntos responsables se encuentran del otro lado de la frontera, y la verdad se antoja un verdadero nudo giordano deshacer esta madeja.
Para empezar, una caída mortal para un menor debe exceder el metro y medio que normalmente es la altura a la que es cargado por un adulto. Una cama es algo así como un metro y una mesa, un metro 20 o 30 centímetros. ¿A qué altura debe caer un infante de meses para perder la vida?
La Comisión Estatal de Derechos Humanos de la entidad, que no es de lejos la instancia más adecuada para recibir este tipo de denuncias, reporta que estos casos se elevaron del 4 al 11 por ciento y que los canaliza a diversas instancias como el DIF estatal y otros.
Lamentablemente todo apunta a que este no será el último caso bajo sospecha, y peor aún, que personas como Karely Daili Flores, madre del menor Uzziel, siga aún en libertad aunque al parecr ya siente los pasos de la justicia cerca de sus talones…