Una bonanza energética en Israel podría volver amigos a sus enemigos

A BORDO DEL ATWOOD ADVANTAGE — En la sala de controles de este buque, un ingeniero perforador con lentes oscuros y una gorra de béisbol negra observaba cuatro pantallas de video mientras sostenía en sus manos lo que podría ser el futuro de Israel.

Controlaba un enorme taladro a 3,5 kilómetros de profundidad, por debajo de la superficie del tranquilo mar Mediterráneo, que se abría cada vez mayor paso en uno de los más extensos campos de gas natural descubierto en el mundo en años recientes.

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Israel fue por algún tiempo un islote energético a pesar de encontrarse en una parte del planeta que cuenta con abundantes recursos. Pero, después de muchos años, por fin avanza una ambiciosa estrategia para explotar reservas cerca de su costa que podrían transformar su economía y, según espera, también darle un nuevo lugar en la región, que históricamente ha sido hostil.

Si todo sale conforme al plan, Israel no solo alcanzará la independencia energética, sino que se convertirá en proveedor de sus vecinos, y así les dará una nueva razón para mantener relaciones amistosas.

Por supuesto, nada garantiza que las cosas salgan como han sido planeadas.

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Israel batalló por muchos años para desarrollar leyes que le permitieran administrar su recién descubierta riqueza. Pero, en un mercado global en constante evolución, las empresas energéticas internacionales con las que Israel ahora espera establecer relaciones tienen otras opciones.

Además, las políticas de esta nueva era, cuando el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump alienta acciones asertivas de Israel en Jerusalén y la Franja de Gaza, podrían hacer surgir nuevos conflictos con los vecinos árabes y dificultar la colaboración en materia energética.

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Pero los optimistas piensan que es lógico sentirse confiados ante la reanudación de las perforaciones en el Mediterráneo, pues también se han presentado licitaciones adicionales y se han registrado clientes nuevos, o al menos se habla del tema. El gobierno prevé construir gasoductos para transportar el gas israelí incluso hasta Europa.

“De repente, incursionamos en el negocio energético”, declaró el ministro de Energía, Yuval Steinitz, durante un recorrido por el Atwood Advantage a finales de 2016.

La posibilidad de mejorar las relaciones de Israel con sus vecinos es atractiva. Steinitz señaló que la energía fue el motivo de una reciente reconciliación con Turquía. Esto ocurrió tras varios años de ruptura en las relaciones diplomáticas debido a una violenta confrontación en el mar, la cual ocasionó la muerte de diez activistas turcos mientras intentaban romper el bloqueo naval de Gaza por parte de Israel.

“El rumbo de las relaciones con Turquía era muy negativo”, afirmó Steinitz. “Hace dos o tres años, algunas personas en Israel incluso pensaron que podría estallar un conflicto armado. Ahora abrimos relaciones con uno de los países más fuertes de Medio Oriente. Así que ya son evidentes los beneficios diplomáticos”.

Turquía no ha acordado suscribir un acuerdo energético, pero Jordania ya lo hizo. En septiembre, el gobierno en Amán firmó un convenio para comprar diez mil millones de dólares de gas natural durante los siguientes quince años, lo que proveería el 40 por ciento de su electricidad.

Israel también tiene la mira puesta en Egipto y las autoridades consideran la posibilidad de construir un gasoducto hasta Chipre, Grecia y, más a largo plazo, Italia, para llegar a los mercados europeos. Con el fin de contar con más empresas energéticas internacionales, acaba de abrir licitaciones para 24 bloques en el Mediterráneo, que se cerrarán en abril.

“Estamos en plena revolución”, opinó Nati Birenboim, uno de los dueños del despacho de consultores Tamuz Group, que asesora a una de las empresas en la licitación actual. “Si hace diez o 15 años hubiera dicho que Israel encontraría un depósito de energía tan grande que le permitiría ser casi independiente en materia energética, todos habrían pensado que estaba loco. Éramos el país de la leche y la miel; cuando se trataba de petróleo, se lo dejábamos a nuestros vecinos”.

De cualquier forma, Birenboim advirtió que no debe exagerarse el potencial para cambiar las relaciones con los vecinos de Israel. Subrayó que Egipto quizá tenga sus propias reservas cerca de la costa. “No va a provocar un cambio extremo” con El Cairo, aclaró. Por su parte, Turquía parece estar estrechando sus relaciones con Rusia.

“No creo que podamos competir con Gazprom”, enfatizó, en referencia al gigante energético ruso. “Tampoco creo que el gobierno turco nos reciba con los brazos abiertos”.

Incluso en Jordania, que tiene un tratado de paz con Israel, algunos manifestantes se lanzaron a las calles en protesta porque el reino se estaba amarrando a “la entidad sionista”. Por ahora, Jordania ha resistido la presión, pero la Autoridad Palestina canceló un tratado similar en 2015 por la oposición hacia Israel.

Además de la geopolítica, deben considerarse las complicaciones propias del mercado. Puesto que los recursos de gas natural son más abundantes a nivel global y los precios están a la baja, probablemente será difícil para Israel atraer las inversiones internacionales que desea para llevar al siguiente nivel a su sector energético, que aún sigue en pañales.

“Los inversionistas no están ansiosos por tener acceso a ningún país como ocurrió la década pasada, por lo que deben ser competitivos para atraer las inversiones, ya que las empresas van a ser muy selectivas en este nuevo contexto de precios más bajos y de sobreoferta”, explicó Daniel H. Yergin, vicepresidente de IHS Markit, una consultora energética de Washington.

Israel ha buscado una fuente de energía desde la década de 1950, pero el éxito llegó hasta 2010 con el descubrimiento de los campos Leviathan y Tamar, que se dice tienen entre 700 y 850 mil millones de metros cúbicos de gas natural. Un grupo de socios encabezado por Noble Energy, una empresa con oficinas en Houston, y por la empresa israelí Delek Group, desarrolló pozos en Tamar cuyos primeros productos llegaron a los mercados internos en 2013.

En la actualidad, el gas israelí produce más de la mitad de la electricidad del país y ha fortalecido su economía.

Y todavía está por desarrollarse Leviathan, cuyas dimensiones son de más del doble que las de Tamar. La exploración estuvo detenida debido a desacuerdos sobre cómo debe regular el gobierno la posible bonanza. El gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu respondió con un nuevo plan, que el tribunal abolió. Por fin, el año pasado entró en vigor un nuevo marco regulatorio, que abrió el paso para las exploraciones en el otoño.

El Atwood Advantage llegó a la zona oriental del Mediterráneo en octubre, oriundo del golfo de México, listo para perforar el primer pozo nuevo en años. “Nuestro buque es el único que lleva a cabo estas operaciones en aguas de Israel”, aseveró Myles Barrett, director de ingeniería de perforación en Noble Energy para el Mediterráneo oriental.

El buque, de 238 metros de largo, es una plataforma flotante que utiliza la tecnología más avanzada. Gracias a satélites y computadoras, la tripulación la mantiene con gran precisión en el lugar necesario para conservar estable el taladro petrolero que envía a las profundidades del océano. En un día calmado, la embarcación se siente muy sólida, como una isla artificial, pues el movimiento apenas es perceptible.

Con cerca de 160 miembros de la tripulación e ingenieros perforadores a bordo, la nave impulsa el taladro a través de capas de sales y rocas. Los trabajadores añaden nuevos segmentos al barreno conforme desaparece en el agua. Cada día o cada dos días, un submarino tripulado a control remoto se sumerge para revisar todo.

El pozo pronto empezará a bombear gas y el Atwood Advantage planea desplazarse a otro campo a finales de febrero.

“Para mí es como un sueño porque hace un año todos pensaban que era totalmente imposible que Israel pudiera reanudar las perforaciones”, dijo el ministro Steinitz. “Pero ahora es una realidad. Está sucediendo”.