Una historia alternativa de Singapur, a través de un libro de cómics

SINGAPUR Durante medio siglo, la historia de la creación de Singapur ha sido una de amor severo.

Va así: Recién independizado de su vecino más grande Malasia, pequeño y vulnerable en medio de la Guerra Fría, asediado por infiltrados comunistas y rodeado por naciones dominó, Singapur finalmente encontró estabilidad y un camino hacia la prosperidad cuando su padre fundador, Lee Kuan Yew, derrotó a los peligrosos oponentes izquierdistas, lamentablemente teniendo que meter a muchos en la cárcel.

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La narración de esta joven nación ha sido repetida hasta el cansancio en libros de texto, medios masivos y programas televisivos. Oponerse a ella significaba arriesgarse a ser detenido sin juicio, costosas demandas por difamación o una marginación extrema en un país donde el Estado controla la mayoría de los hilos económicos y las palancas del poder.

Pero esta visión monolítica del pasado ha empezado a cambiar, gracias en parte a un artista de voz suave y su libro de cómics protagonizado por robots, extraterrestres y cucarachas.

“The Art of Charlie Chan Hock Chye” cuenta la historia del mayor caricaturista de Singapur, que da nombre al libro, quien creció después de la guerra cuando las colonias de la Malasia Británica y Singapur se agitaban por la independencia. Charlie Chan documenta esa era de turbulencia y protestas en una serie de viñetas, cada una de las cuales rinde homenaje a algunos de los artistas de libros de cómics del mundo; y de paso refutando los mitos y rescatando del anonimato a personas descartadas de la versión oficial.

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Lo que lentamente se vuelve evidente es que Charlie Chan es ficticio, quizá ni siquiera famoso, y que la persona “que presenta” su obra, Sonny Liew, es el verdadero artista. Pero lo que no es ficticio es la historia que Liew presenta; y la sensación que su libro ha causado. Desde que fue publicado hace dos años, el libro de Liew ha pasado de múltiples ediciones a volverse esencial para una discusión nacional retardada sobre la historia, cultura y valores de este país.

“Cuando la gente me pregunta por Singapur y la política, les digo que solo soy un caricaturista”, dijo Liew en una entrevista. “Mi libro está dirigido a ofrecer una visión más incluyente de la historia de Singapur, una que alienta a los lectores a mirar todas las narrativas con ojo crítico”.

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Esa actitud de bajo perfil y basada en hechos explica el éxito del libro en un país que rara vez ve de manera favorable a los desafíos a la ortodoxia del gobierno. Después de que el libro fue publicado en 2015, el Consejo Nacional de las Artes de Singapur le retiró una subvención para publicación, y un funcionario escribió en una carta a un periódico local que el libro “socava potencialmente la autoridad y legitimidad del gobierno y sus instituciones públicas”.

Pero, en general, la reacción ha sido moderada. Liew aún disfruta de un estudio subsidiado, participa en festivales apoyados por el gobierno, ganó un importante premio nacional de literatura y recibe una amplia exposición en los medios controlados por el Estado; señales de que está teniendo lugar una lenta pero profunda relajación.

“Si se ve a Singapur hoy en día, estamos lejos de donde estábamos hace 20 o 30 años”, dijo P.J. Thum, un historiador singapurense que a menudo ha refutado las historias oficiales. “La gente está ocupándose más ella misma y el gobierno está cediendo”.

Como es el caso de muchos singapurenses, el cuestionamiento de Liew es circunspecto. No desafía directamente a lo que el gobierno llama “La Historia de Singapur”, un relato optimista de un éxito hecho posible por la mano firma de Lee.

En vez de ello, permite sutilmente que se desarrollen historias alternativas, reflejando la experimentación de su personaje principal con nuevos géneros. El resultado es un caleidoscopio de arte que rinde tributo a Astro Boy de Osamu Tezuka, Pogo de Walt Kelly y Spider-Man de Steve Ditko. Liew intensifica la sensación de un pasado reimaginado incluyendo dibujos en acuarela de secciones destruidas de la ciudad vieja, antiguos retratos de personajes principales y fotos antiguas.

En su meollo, la historia gira en torno a dos hombres: Lee, el fundador del país y primer ministro por mucho tiempo, quien murió en 2015 a los 91 años de edad, y Lim Chin Siong, un líder sindicalista izquierdista cuyos discursos fascinantes ayudaron a convencer a muchos singapurenses de que podían independizarse de Gran Bretaña.

Lim pasó dos periodos en la cárcel, de 1956 a 1959, bajo el régimen británico, y de 1963 a 1969, cuando el país recientemente independiente bajo el mandato de Lee arrestó a los organizadores izquierdistas. Fue mantenido en confinamiento solitario, su salud se deterioró y trató de suicidarse. Murió en 1996, a los 62 años de edad.

Hoy, Lim desempeña un papel pequeño en la historia oficial de Singapur, pero en el libro de Liew es un personaje central que fácilmente podía haber sido primer ministro. Liew también explora los cargos de que Lim promovía la violencia, usando documentos británicos recién desclasificados para concluir bastante convincentemente que Lim fue incriminado.

La estructura del libro también da a Liew el papel en segundo plano que prefiere. En la vida, es tan discreto como el humilde Charlie Chan: tranquilo y de voz suave, con una sonrisa juvenil, una gran mata de cabello y la psique de un corredor.

Nacido en Malasia, Liew se mudó a Singapur cuando tenía cinco años. Empezó a dibujar tiras cómicas en la adolescencia y luego fue a la Escuela de Diseño de Rhode Island. Trabajó para una compañía de juegos computacionales en Boston pero tuvo que tomar una decisión: encontrar un trabajo estable que le ofreciera una visa de trabajo y el camino hacia la residencia, o aferrarse al trabajo esporádico de un ilustrador de libros de cómics.

Eligió el segundo y regresó a Singapur. Con el tiempo, su talento le hizo obtener contratos con compañías internacionales de libros de cómics como Marvel y DC.

Lo que empezó a fascinarle, sin embargo, fue la historia de Singapur. Liew se preguntaba por qué había escuchado tan poco sobre Lim, el líder sindical. El pasado parecía muy sombrío. Así que decidió explorar.

“Estoy tratando de hacer a la historia más incluyente en vez de promover una versión rival”, dijo. “La Historia de Singapur es parte de la verdad, pero si se dejan fuera las historias alternativas es un panorama menos preciso”.

Ian Johnson
© 2017 New York Times News Service