Cómo una pelea de oficina estalló en un escándalo en torno al cambio climático

NUEVA YORK ⎯ Recientemente en un oscuro blog sobre el cambio climático, un científico del gobierno retirado llamado John Bates criticó a su ex jefe por un punto esotérico en torno a cómo archivar los datos de temperaturas.

Fue un poco más que un persistente resentimiento laboral, dijeron ex compañeros de trabajo de Bates en la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por su sigla en inglés). Bates había sentido que merecía el puesto de su jefe en la NOAA, afirmaron, no el descenso de categoría que recibió.

- Publicidad-

“Se está vengando. Es como en la escuela elemental”, dijo Glenn Rutledge, un ex científico físico en la NOAA que trabajó con Bates.

Pero en lo que parece un notable ejemplo de una política de oficina que resultó horriblemente mal, a los pocos días las acusaciones fueron amplificadas y hechas sensacionalistas ⎯ en las páginas del tabloide británico The Mail on Sunday ⎯ incitando a un escándalo mundial entre los que niegan el cambio climático.

The Mail afirmó que Bates había revelado un fraude en una investigación importante realizada por la NOAA que apoya la ampliamente sostenida creencia de que el cambio climático es real. “Cómo los líderes mundiales fueron engañados para que invirtieran miles de millones con base en datos manipulados del calentamiento mundial”, decía el titular del artículo.

- Publicidad -

La comunidad científica rápidamente rechazó las acusaciones, y confirmó la precisión de la investigación. Y Bates posteriormente declaró en una entrevista con un sitio de noticias de negocios que no había pretendido sugerir que su ex jefe hubiera sido poco cuidadoso con los datos sobre la temperatura. “El asunto aquí no es un asunto de manipulación de datos”, dijo Bates.

Sin embargo, Bates ha surgido como un héroe para algunos medios y políticos conservadores, y entre quienes niegan el cambio climático en Facebook y Twitter.

- Publicidad -

El congresista de Texas y antiguo escéptico del clima Lamar Smith publicó varias veces en Twitter un enlace a un resumen de las afirmaciones. El Comité sobre Ciencia, Espacio y Tecnología de la Cámara de Representantes, que encabeza Smith, llevó la controversia a una audiencia.

La NOAA está incorporando a investigadores independientes para revisar las afirmaciones de Bates. “La NOAA toma en serio cualquier acusación de que no ha seguido sus políticas y procedimientos”, señaló en una declaración un vocero, Scott Smullen.

Bates no respondió a repetidas solicitudes de comentarios ni a detallas preguntas sobre el incidente y las descripciones de sus ex compañeros de trabajo.

Entrevistas con seis de sus ex colegas en los Centros Nacionales para la Información Ambiental de la NOAA, incluidos dos ex jefes, pintaron un panorama de una sala llena de científicos brillantes, y ⎯ como muchos lugares de trabajo ⎯ su parte de peleas y celos profesionales mundanos.

Bates fue degradado de un papel gerencial en 2012 durante la administración de Thomas Karl ⎯ autor principal del estudio que Bates ha cuestionado ⎯ después de quejas sobre la conducta profesional de Bates, según ex colegas y supervisores. También se sintió frustrado de que sus esfuerzos para aplicar procedimientos estrictos al archivar los datos del clima no estuvieran recibiendo la atención que esperaba.

“A menudo estaba diciendo que él, no Karl, debía estar dirigiendo el centro”, dijo Marjorie McGuirk, ex jefa de personal del centro de datos.

En el corazón del escándalo está un estudio encabezado por Karl, ex director del centro de datos de la NOAA. El centro de la NOAA maneja el tesoro de la nación de datos sobre el clima y temperaturas. El estudio de Karl había refutado trabajo previo que sugería que el calentamiento global se había desacelerado a principios de este siglo.

Según el artículo en The Mail, Bates afirmó que el estudio se basaba en datos problemáticos. Los investigadores descartaron buenos datos sobre las temperaturas del mar registradas por boyas, y los “corrigieron” con lo que dijo eran datos malos de los barcos, afirmó Bates, según The Mail.

“Nunca se cambian datos buenos para que coincidan con los malos, pero eso es lo que hicieron, para hacer parecer como si el mar estuviera más caliente”, afirmó, según fue citado en The Mail. El artículo de The Mail on Sunday también argumentó que se aceleró la publicación del estudio en la revista especializada Science para influir en el acuerdo climático de París de 2015, en el cual los líderes mundiales acordaron frenar las emisiones que calientan al planeta.

David Rose, el autor del artículo de The Mail on Sunday, dijo en una correspondencia en Twitter que refrendaba su labor periodística.

The Mail on Sunday, junto con su tabloide hermano, The Daily Mail, ha sido acusado en el pasado de publicar artículos que refutaban la creencia científica ampliamente extendida de que el calentamiento es resultado de la actividad humana.

El clamor en torno a las afirmaciones de Bates apunta a una campaña por parte de algunos medios derechistas para proyectar dudas sobre la ciencia climática establecida, y para disipar el apoyo público a las regulaciones sobre las emisiones. Breitbart, el sitio web derechista anteriormente dirigido por Steve Bannon, estratega en jefe del presidente Donald Trump, resaltó repetidas veces las afirmaciones de Bates. “John Bates ha presentado la prueba”, reportó. Fox News llamó a las acusaciones “explosivas”.

Breitbart y Fox News no respondieron a una solicitud de comentarios.

“Pienso que ya hay un daño enorme”, dijo Bob Ward, un investigador del Instituto de Investigación Grantham sobre el Cambio Climático y el Medio Ambiente en la Escuela de Economía de Londres. “Lo que están tratando de hacer es desacelerar el ritmo de la acción sobre el cambio climático”.

En su entrevista con el sitio de noticias de negocios Energy and Environment este mes, Bates declaró que el problema no era el de la manipulación de datos. Más bien, dijo, su motivo de queja era que algunos de los datos procesados usados en el reporte no fueron subsecuentemente archivados de acuerdo con protocolos estrictos que Bates había desarrollado. En otras palabras, fue un problema con la forma de archivar, no un problema con la ciencia.

Los autores del estudio refutaron que fuera necesario un método estricto para archivar los cálculos, porque todos los datos originales usados en el reporte fueron adecuadamente archivados. Y los datos fueron subsecuentemente puestos a disposición de otros investigadores, dijo Tom Peterson, un meteorólogo de investigación que es coautor del estudio con Karl.

Ex colegas dijeron que, al apuntar sus críticas a su ex jefe, la motivación de Bates era más que el celo científico.

McGuirk dijo que una de sus responsabilidades había sido manejar lo que describió como quejas frecuentes sobre el comportamiento de Bates en el lugar de trabajo. Esas quejas condujeron a su degradación en 2012 de su puesto como jefe de la división de sensores satelitales y remotos del centro de datos, donde supervisaba a una docena de empleados, a un puesto como científico principal, el cual no involucraba tareas gerenciales, explicó.

“Este episodio es congruente con su historial de arrebatos”, dijo.

McGuirk señaló que ella había presentado una queja contra Bates, basada en su conducta en una reunión del personal en 2009. En esa reunión, Bates gritó que McGuirk no era digna de confianza y debía estar en la cárcel, según una bitácora interna que detalla las quejas contra el científico que fue vista por The New York Times.

Karl, autor principal del reporte que Bates criticó, dijo que estaba “atónito” por las acusaciones de Bates. “Pero la ciencia ha sido validada y verificada. Le dejo a otros determinar qué lo motivó”, dijo en una entrevista.

Peterson dijo que había visto por última vez a Bates el 18 de febrero ⎯ el día anterior a que apareciera el artículo de The Mail ⎯ en una obra en Asheville, Carolina del Norte, donde tiene su sede la NOAA, y donde aún viven muchos de estos científicos. “Le pregunté como iba su jubilación”, dijo Peterson.

“Él respondió: ‘Se va a poner interesante’”, dijo Peterson. Y cuando le preguntó a Bates qué quería decir, “sonrió y me hizo una señal con el pulgar hacia arriba”, dijo Peterson.

Luego los dos hombres volvieron a la obra de esa noche, dijo Peterson. Era una representación de “Mucho ruido y pocas nueces”.

 

Hiroko Tabuchi
© 2017 New York Times News Service