Todo comenzó con el deseo megalómano de un hombre de perseguir la presidencia de los Estados Unidos.
Al principio pocos lo tomaron en serio, sin embargo, conforme fue avanzando la contienda y su discurso fue adquiriendo momentum, Estados Unidos y la comunidad internacional comenzaron a preocuparse.
A pesar de las constantes burlas y ridiculizaciones en redes sociales y medios masivos de comunicación, Trump no desertaba, al contrario, parecía tomar más fuerza, que se intensificó con la división interna del partido Demócrata y los escándalos en los que se vio envuelta la candidata electa por este partido.
Hoy es una realidad: Donald Trump es el presidente número 45 de los Estados Unidos de Norteamérica pese a lo pronosticado por las grandes casas encuestadoras del país.
Con un total de 279 votos electorales, contra 228 de su oponente Hillary Clinton, hace unas horas se hizo oficial la victoria, una que sin duda ha dejado un sabor amargo en México y un sentimiento inquietante.
La vibra que se percibe en la frontera norte, en el municipio vecino de San Diego, Tijuana es de incertidumbre; desde la noche anterior las familias tijuanenses han estado al pendiente de los movimientos del Dólar, moneda que se utiliza como corriente para muchas transacciones, desde el pago de rentas, la compra/venta de automóviles y de otros bienes y servicios.
Sin embargo, la gente tiene la esperanza de que todo lo que ha prometido Trump en su campaña: el muro, las deportaciones masivas, el incremento de impuestos de importaciones y demás no se haga una realidad, ya que confían en el sistema político americano y en la presión que pondrá la oposición que representa a una de las minorías más grandes del país vecino.
