¿No que no son violadores y asesinos tus policías, Daniel de la Rosa?

Alguna vez el secretario de Seguridad Pública de Baja California, Daniel de la Rosa Anaya, calificó a su corporación como la mejor de todo México. Yo no sé si el funcionario fume mariguana o aspire cocaína. Lo que sí se es que es el informante de la DEA en la entidad y se vería muy mal que se ande metiendo esas porquerías, pero cada quien sabe cómo se divierte. Lo que también se es que la Policía Estatal Preventiva está integrada por torturadores, asaltantes, asesinos, violadores y saqueadores.

En fechas recientes, me llamó su encargado de prensa, Adrián García, para “platicar” y hasta concertar una cita con De la Rosa Anaya -tengo grabada la conversación, como todas las llamadas que hago y recibo-, pues de acuerdo a este emisario, el mal comportamiento de unos pocos elementos no debe empañar el lustre de la Policía Estatal Preventiva.

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Tal como lo informamos, Jesús Moralia Gaxiola, quien según algunas fuentes venía desempeñando el cargo de comandante de la Policía Estatal Preventiva (PEP) en Baja California fue detenido por autoridades estadounidenses y entregado a México, por lo que fue puesto a disposición de la Procuraduría General de Justicia del Estado.

Jesús Moralia Gaxiola fue detenido al intentar cruzar la garita de San Ysidro ya que al pasar el segundo filtro autoridades de migración hicieron contacto con la Procuraduria General de la República ya que en el sistema le botaba una orden de aprensión por el delito de abuso de autoridad en el juzgado 9no penal causa 183/2016.

La PGR entregó al jefe de inteligencia de apellido Moralia Gaxiola a la Procuraduría General de Justicia del estado del departamento de aprensiones para que este sea internado en la Penitenciaría del estado.

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Jesús Moralia Gaxiola, integrante de la corporación que encabeza Daniel de la Rosa Anaya, es señalado de extorsionar, torturar, entrar a domicilios y destruirlos además de violentar completamente los derechos humanos de los detenidos, se le señala también de sembrar en múltiples ocasiones a ciudadanos drogas y armas.