Tijuana, BC.- Golpeados, atropellados, asaltados por los policías municipales o por otros migrantes o deportados, esta es la condición generalizada de los hombres y mujeres que ya no viven en la canalización pero que han tomado las calles del centro de Tijuana para subsistir.
Arturo López Pisano, uno de los habitantes de la avenida Ocampo, cuenta ser “de Pachuca, Hidalgo, me vine con la ilusión de pasar allá (a Estados Unidos).
“Ya llevo 3 años, dos años si trabajé bien en la papaya pero los policías me tiraron mis papeles, aquí en el mercado Cuauhtémoc me los tiraron en una redada me los tiraron todo, mi IFE acta de nacimiento mi CURP, mi seguro social” aseveró.
El frente del desayunador del Padre Chava se ha convertido en el nuevo hogar de los migrantes y los deportados, al punto de convertir las banquetas en baño público y en dormitorio.
López Pisano agrega que “a veces hay que agarrar trabajo y a veces a juntar botes” y dice vivir “aquí enfrente del Padre Chava, no hay otro lugar”.
Indica que en los albergues “no hay agua para banarse muchos problemas hay mucha gente que llega muy bronca y no puede dormir uno a gusto tiene uno que defenderse y chingan al migrante”.
Por su parte, Jesús Martinez explica sus golpes en cara y manos: “me pasó un taxi, me atropelló, pero gracias a Dios todavía estoy aquí, estoy con mi esposa, estoy a gusto estoy bien madreado.
Dice vivir en Tijuana desde hace ocho años aunque es oriundo de Cuernavaca. “Yo trabajo en la línea pero ahorita como estoy así no puedo trabajar”.
Por lo anterior, algunas voces piden a las autoridades apoyo para cubrir hasta las necesidades más elementales de estos hombres y mujeres.
José García, voluntario del desayunador del Padre Chava, afirma que “me gustaría que el gobernador nos ayudara con un baño portátil que sería muy importante para las personas…Vienen deportados puede ser del norte o del sur vienen emigrando una situación difícil por no tener documentos para conseguir un buen trabajo”sostiene.
Con información de Juan Arturo Salinas
