Yesjulz: realeza en snapchat

NUEVA YORK _ Apenas pasaban de las 2 p.m. cuando Julieanna Goddard, de 26 años, fue a surfear al Kinfolk 94, un centro nocturno en Brooklyn. El aire en el salón era denso por el humo de la mariguana, el grupo de veintitantas personas, con botas Supreme, Nike y Yeezy, enloqueció cuando Goddard empezó a flotar por arriba, como si fuera un pato de hule en una tina de baño. “Esto es para todas mis damas a las que les importan los cheques y no los textos”, dijo Goddard, quien, tímidamente, soltó una risita por su eslogan improvisado. Llevaba puesto un leotardo negro y blanco, tejido, y el cabello pintado trenzado en coletas. “Sí, soy cursi”, dijo. “¿Y qué?”. Mientras la multitud gritaba, Goddard levantaba su iPhone, los filmaba y con la mano dibujaba en el aire, por encima de las cabezas, unos ochos poco firmes, y luego dirigía el lente hacía sí misma, retorciendo la cara en un gesto bobo. Antes de que pasara el momento, publicó el video en Snapchat. A su vez, los juerguistas en la muchedumbre la filmaban, filmándolos y también publicaban sus videos en Snapchat. Para Goddard, conocida para sus seguidores en los medios sociales como YesJulz, era solo otro día de trabajo. Si bien pocos de treintaitantos años o más pueden saber de Goddard, sus seguidores, digitales nativos, están emocionados por su estilo de vida fiestero del “jet set”, lo cual es frecuente que la coloque junto a celebridades en actividades, como el Juego de las Estrellas de la NBA o los Grammy. Al hacerlo, se ha ganado una base de seguidores en los medios sociales que incluyen a más de 365,000 en Instagram, 111,000 en Twitter y 8,800 en Facebook. Sin embargo, es su figura en Snapchat la que la ha distinguido como la iteración más reciente de una estrella en los medios sociales. A diferencia de las otras tres plataformas, Snapchat no publica la cantidad de seguidores en la página del usuario. Según su publicista, tiene 300,000 espectadores (una cantidad que Snapchat no quiso ni confirmar, ni negar). “The Huffington Post” la ha llamado “la Reina de Snapchat”, en tanto que la revista en línea de estilo de vida, “Highsnobiety”, le da crédito por “cambiar la forma en la que las marcas utilizan a Snapchat”. “Elite Daily”, que se publicita como la voz de la Generación Y, la llama “Chica Snapchat” que “vive el sueño milénico”. Hasta la mencionan por nombre en las canciones de rap, incluida la de Lil Uzi Vert del 2015, “Wit My Crew x 1987” (“Gruesa chica blanca justo a mi lado, como que se parecía a, um, YesJulz”). Lo cual está bien, pero ¿exactamente, qué es lo que hace? Esto es lo que se ve cuando se sigue a YesJulz en Snapchat: Goddard en París, en junio, festejando el cumpleaños 34 de su amiga Ronnie Fieg, la empresaria de los tenis, que estaba empezando una colaboración entre su marca, Kith y Colette. Después de registrarse en un hotel de lujo (“Conservar el estilo”, escribió), asistió a una cena mal iluminada con Chris Stamp, de la etiqueta de ropa informal Stampd, y Joe La Puma de Complex, ella fue la anfitriona de una fiesta en el centro nocturno Le Baron. “¡Guau, miren esto!”, decía un pie de foto, publicado junto a una toma borrosa de una multitud que estaba dando vueltas, bañada en luz púrpura. A la mañana siguiente, Goddard se dirigió directamente a la cámara, acostada en la cama del hotel, con ojos adormilados y los antifaces para dormir en la frente. “Estoy en un viaje para conocerme”, dijo mientras le hacían una limpieza de los chacras con terapia de cristales. “Si quiero ganar mas, tengo que cuidarme”. Hay muchas tomas dentro de aviones y de taxis Uber. Es en esos momentos en los que tiende a hablar directamente a la cámara (“Este ha sido uno de los mejores días que haya tenido alguna vez”), con voz ronca y corrido el maquillaje. Si Instagram popularizó las selfies fijas, Goddard utiliza Snapchat para darles vida y nos brinda un relato, fragmento por fragmento, del caos cotidiano que la rodea. Si su vida parece una fiesta sin fin, es difícil decir si ella sigue a la fiesta o si ésta la sigue a ella. En persona, Goddard es bonita y cálida, una parlanchina que lanza jerga callejera y tiene ojos de princesa de Disney. Hay algo como de dibujo animado en su energía que es sensual y cómico por partes iguales, como una Jessica Rabbit empresarial. “¿Qué soy?”, preguntó Goddard tomando un café en La Colombe en Tribeca, un frío martes a principios de año, vestida con un suéter gris, imitación cuello de tortuga, pants negros a la cadera y un mullido abrigo de piel. “Bueno, soy una influencia de las marcas. Soy productora de actividades. Descubro talentos nuevos. Soy publicista. Soy mil millones de cosas en una sola. Soy anfitriona. Yo misma soy talento”. “Literalmente, estamos viviendo en una época en la que puedes decir que eres algo en internet y convertirte en esa cosa”, agregó. Esa “cosa”, resulta ser, es una usuaria de Snapchat que se promueve a sí misma y a su clientela, que actualmente incluye al rapero 070 Shake, los audífonos Muzik y la aplicación Viber para mensajes instantáneos. “En lo que soy realmente buena es, si tienes un programa de televisión o una película o una canción o cualquier cosa que estés tratando de promover, yo tengo una forma grandiosa de hacer que un par de cientos de miles de personas quieran saber sobre ello”, explicó. Las agencias de talentos han tomado nota. Daniel Saynt, un fundador de Socialyte, una agencia que se especializa en influir en la integración de los repartos, dijo, “me sorprendería que no estuviera ya hablando con personas sobre un programa de realidad por lo bien que sus contenidos encajarían en MTV o E! Entertainment”. Sin embargo, ella ya es la estrella de su propio programa de realidad, uno que filma, dirige y produce en forma extemporánea. Y sus seguidores adolescentes y de veinte y pocos años pertenecen a una generación que prefieren a las celebridades de los medios sociales por sobre las tradicionales. “La televisión de realidad se volvió tan falsa que la gente quería una realidad de verdad”, dijo Goddard, tratando de explicar su atractivo. “No de alguien que es multimillonario, de alguien que sienten que casi pueden tocar”. Criada en Tampa, Florida, Goddard dejó su marca en Miami cuando promovía fiestas en los clubes Liv y Story de South Beach, donde iba de chaperona de celebridades, como Dwyane Wade y David Beckham. Era frecuente que su personalidad energética la hiciera ser la vida de la fiesta, así es que comenzó con la YesJulz Agency en el 2014 para capitalizar la nebulosa intersección de la vida nocturna, los medios sociales y el márquetin. Si bien estaba activa en Instagram y Twitter, su momento de redefinición llegó cuando Snapchat introdujo la característica para historias en el 2013, permitiendo que los usuarios hilaran videoclips cortos para crear una narrativa. Pareció hecho a la medida para su vida en “staccato”, llena de celebridades. Dirigió la cámara hacia sí y tocó grabar. Un primer empujón se lo dio Ryan Seacrest cuando la nombró una de las mejores usuarias de Snapchat a quienes seguir en el 2014. Empezaron a llamarla las marcas. “Trabajar con alguien como Julz, nos aporta conocimiento en cómo seguir siendo relevantes”, comentó Adam Petrick, el director de márquetin mundial en Puma, que contrató a Goddard este año como su embajadora de marca. “Es muy multifacética y muy gregaria en sus intereses. Representa perfectamente a nuestro consumidor”. Goddard se sentó en un reservado en el restaurante italiano Serafina, en el centro de Manhattan, un miércoles frío. Ordenó ensalada y tentó al destino al maridarla con una copa de vino tinto, a pesar de llevar puesto un bléiser blanco de Stella McCartney. Mientras hablaba, la iluminaban desde abajo sus dos teléfonos a los que alternaba porque constantemente se estaban encendiendo debido a las alertas de Snapchat; uno de ellos estaba recibiendo energía externa gracias a un paquete de batería .La cena, como todo lo demás en la vida de Goddard, fue rápida. Tenía otra cena programada para esa noche, junto con un concierto en Webster Hall y una fiesta al terminar. Después de arreglar la cuenta, se desplazó por las pantallas de los teléfonos, revisando para ver si había alguna cosa importante. Los guardó y suspiró. Tenía que ir a algunos lugares. “Las cosas se están moviendo tan rápido”, dijo. “A la gente que no pertenece a este mundo le resulta difícil mantener el paso. La gente en el sector que estaba antes que nosotros no creció con un teléfono en la mano. Ni siquiera creció en la época de MySpace. Ya era famosa”.

Max Berlinger
© 2016 New York Times News Service