El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, se reunirá con el secretario de Estado de EEUU en busca de garantías sobre el plan de cese al fuego en Siria
Los planes respaldados por Rusia para las zonas de descalificación en Siria están en suspenso mientras Estados Unidos, Francia y el Reino Unido buscan más detalles sobre cómo se aplicará exactamente el acuerdo.
El acuerdo, firmado conjuntamente por Rusia, Irán y Turquía en Kazajstán la semana pasada, acordó el establecimiento de cuatro zonas destinadas a detener el conflicto entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes en áreas clave, y potencialmente sería vigilada por tropas extranjeras.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, se reunirá con el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, el miércoles en Washington, en medio de preocupaciones diplomáticas occidentales Sobre cómo se aplicará y vigilará la cesación del fuego.
Acuerdo amplio
El acuerdo firmado por Astana con Rusia, Estados Unidos y Turquía es amplio, pero Rusia quiere el apoyo político formal del Consejo de Seguridad de la ONU para el acuerdo, algo que requiere el respaldo de miembros permanentes del Consejo de Seguridad como Estados Unidos.
La oposición siria ha dicho que no puede aceptar un acuerdo de cesación del fuego que impone Irán, como propone el acuerdo de Astana, mientras que el gobierno del presidente sirio, Bashar al-Assad, vetó un papel para la ONU u otras fuerzas internacionales como fuerzas de paz.
El gobierno sirio dice que bajo el acuerdo, será el deber de las fuerzas de la oposición para ayudar a expulsar a los combatientes jihadistas de las zonas de escalamiento.
Sin embargo, grupos como el Frente al-Nusra han ganado fuerza militar en la región de Idlib y algunas fuerzas de oposición moderadas se mostrarán reacias a unirse a las fuerzas sirias o rusas para hacerlas marchar, arriesgando un mayor conflicto.
En Estados Unidos, el debate sobre las zonas es una prueba clave de si la administración de Donald Trump es capaz de forjar una política coherente de Siria y un indicador de cuánto el presidente está dispuesto a cooperar con Rusia para resolver el conflicto de seis años.
