La democracia simplificada

¿Es usted más listo que un inmigrante? ¿Puede usted mencionar, por decir algo, los tres poderes del Estado o a un solo ministro de la Corte Suprema? La mayoría de los estadounidenses, quienes nacieron en Estados Unidos, quienes están a punto de tomar la decisión más crucial en la vida cívica en noviembre, no pueden. Y la mayoría no pueden pasar una prueba sencilla que 90 por ciento de los ciudadanos nuevos pasa con diez. Entonces: ¿quién controló al Senado en las elecciones del 2014, cuando estaba en juego el control de la cámara alta? Si usted respondió.

No sé en ese entonces, usted estuvo con una mayoría de estadounidenses en la categoría de despistados. Sin embargo, de seguro ahora, cuando la saturación de noticias sobre las elecciones es más gruesa que la humedad alrededor de los labios de la Dama Libertad, tenemos un poco más de pistas. Pongo de ejemplo a Texas. En una reciente encuesta de opinión entre los partidarios de Donald Trump allá, se encontró que 40 por ciento de ellos cree que ACORN se robará las próximas elecciones. ¿ACORN? Noticia de última hora: hace seis años que ese organismo que organizaba a las comunidades ya no existe. ACORN desapareció, se desintegró, murió. Ya no se puede robar ninguna elección de la misma forma que Donald Trump no puede saltar con garrocha su muro mexicano. Sabemos que son por lo menos 30 millones los estadounidenses que no saben leer. Sin embargo, la actual elección presidencial todavía podría demostrar que una parte aún más grande de la ciudadanía es analfabeta política y funcionalmente. Lo que quiere decir que votarán a pesar de no poder aceptar los hechos básicos necesarios para procesar esta vida estadounidense. “Tiene que haber una evaluación de todo esto”, dijo Charlie Sykes, el influyente y conservador conductor de radio, en una entrevista autocrítica con Business Insider. “Hemos creado a este monstruo”. Trump, quien dice que para nada lee mucho, es tanto el producto de la epidemia de la ignorancia, como uno de sus principales productores. Puede ensuciar toda la ruta de la campaña política con cientos de falsedades que se desacreditan fácilmente porque los medios conservadores han pasado más de dos décadas demoliendo la idea del hecho objetivo. Si los partidarios de Trump supieran que la inmigración ilegal tuvo su punto máximo en el 2007, o que el crimen violento ha presentado una espiral descendente constante durante más de 20 años, se mofarían cuando Trump dice que los violadores mexicanos están aumentando porque cruzan la frontera y el crimen está fuera de control. Si más de 16 por ciento de los estadounidenses pudiera localizar a Ucrania en un mapa, habría sido una cosa verdaderamente grande cuando Trump dijo que Rusia no iba a invadirla, dos años después de que, de hecho, la había invadido. Si todavía se enseñara civismo básico y fuera obligatorio para graduarse de la educación media, Trump no podría decir que los jueces “firman iniciativas de ley”. La simplificación de esta democracia ha sido gradual y, luego _ este año _, de un jalón. Princeton Review encontró que los debates entre Lincoln y Douglas en 1858 se realizaron más o menos a un nivel del último grado de la educación media. Un siglo después, el debate presidencial de 1960 lo fue de décimo grado. Para el año 2000, los dos contendientes hablaban como chicos de sexto grado. Y en el próximo debate _ “la Deshonesta Hillary” contra “el Padrino de la Estafa” _ tendremos suerte si va más allá de las conversaciones de la nica del preescolar. ¿Cómo fue que pasó esto, cuando el populacho estaba menos instruido en los días en los que la mayoría de las familias ni siquiera tenían inodoro interior? Se puede examinar un calculado círculo de desinformación dado en las últimas dos semanas para hallar parte de la respuesta. Es frecuente que una gran mentira política empiece en el Drudge Report, el origen de las historias sobre Obama como un musulmán. Echó a andar una calumnia con fotografías de Hillary Clinton en las que pierde el equilibrio _ la prueba de que algo anda muy mal con ella. Después, Fox News lo hizo muy grande, usando a Sean Hannity, el asesor de Trump e incitador de los medios de información libres, como el chismoso del pueblo. Luego, Rudy Giuliani, el diagnosticador por internet, exhortó a la gente para que buscara en Google _ “enfermedad Hillary Clinton” _ la evidencia de su enfermedad. Esto la obliga a ella a demostrar su fortaleza en “Jimmy Kimmel” abriendo un frasco de pepinillos. Lo único bueno que saldrá de todo esto es que ahora, cuando se ponga “Hillary Clinton enfermedad” en Google lo que aparezca serán las historias mordaces sobre alguien, con cara de esqueleto, que se dedica a crear rumores, llamado Rudy Giuliani, y un increíble Stephen Colbert que le bajó los humos a este hombre espantoso. Sin embargo, lo que ustedes no saben realmente no los puede dañar. El año pasado fue el más caliente registrado. Y el julio pasado fue el mes más caliente en la Tierra, en la edad moderna. No obstante, Gallup encontró que 45 por ciento de los republicanos no cree en esas temperaturas. No estamos hablando de dudas sobre que los puntos máximos más recientes los hayan provocando los humanos; ellos no aceptan las cifras de esos meteorólogos mentirosos. A últimas fechas, casi la mitad de los floridanos han hecho algo para protegerse del virus Zika, prestando atención a las advertencias gubernamentales. Sin embargo, la otra mitad no puede hacer que desaparezca como lo hace el grupo contra las vacunas, de extrema izquierda, en el caso de enfermedades graves y prevenibles. Siento que mis otrora ganadores Seattle Mariners perdieran dos de tres partidos frente a los New York Yankees esta semana. Solo prefiero no creerlo. Y, miren _ ahora mis tipos están en primer lugar, no importa lo que muestren los “marcadores” sesgados. En mi propio universo, rodeado de hechos basura y conclusiones basura, ya me siento mejor.