¡Olé, Bujanda!

Bujanda pone un océano de por medio entre él, su fortuna y los grupos que lo buscan hasta el otro lado del mundo.

Juan arturo Salinas

Acusado tanto por empresarios como por grupos criminales, Miguel Ángel Bujanda renunció a la Secretaría de Gobierno en las postrimerías del XXIV Ayuntamiento de Tijuana.

Y aunque su jefa, Montserrat Caballero, dice que en su última amenaza (el exsecretario de Kiko Vega tuvo varias), él es la víctima y no el indiciado, el hoy exfuncionario ya se encuentra fuera de la ciudad y todo indica que disfruta de sus propiedades en España. Este es el país donde han asentado sus reales figuras como Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa y hasta Carlos Salinas de Gortari; en fin, todos aquellos que no quieren lidiar con el inglés u otro idioma y prefieren evitar que les vean con cara de “What?”

Qué tan noble es Tijuana que hasta diputados de medio pelo, como el panista Óscar Arce Paniagua, tienen su chalet en alguna villa española y presumen de ser sommeliers y técnicos en enología, graduados de la Escuela Superior de Cata en Madrid.

Pero volviendo a nuestro personaje, a Bujanda le basta cruzar la garita de San Ysidro, tomar un vuelo de San Diego a Los Ángeles y de ahí a Nueva York, desde donde parte con destino a Madrid, para disfrutar de terrenos, viñedos y casas previamente adquiridas.

No olvide usted que, por ahí de inicios de noviembre de 2022, Montserrat Caballero viajó en primera clase a España para recibir el nombramiento de Tijuana-San Diego como capital mundial del diseño 2024 en la ciudad de Valencia. (¿Usted vio algún beneficio de tan gran distinción?) Pues en ese viaje, Bujanda Ruiz, a la sazón secretario de Infraestructura, se pagó su viaje con sus propios recursos y, cómo no, aprovechó para prospectar qué propiedades le cerraban el ojo.

No olvidemos que Miguel Ángel fue capaz de sacar recursos de los proyectos de construcción de las torres de condominios hasta a los propios judíos, en complicidad con David Saúl Guakil, aquel que quemaba sus locales para cobrar los seguros. Ambos se hicieron los robados cuando a uno de sus empleados lo despojaron, según reportes en su momento, de 100 mil pesos… que en realidad fueron 100 mil dólares (la duda es: ¿por qué no reportar la verdadera cantidad?).

En suma, le lloraron a la comunidad judía que aporta para la construcción de cada uno de esos proyectos. Pero a Bujanda no lo busca la Interpol, ni le emitirá ficha roja, aunque aquellos grupos criminales que le reclaman cuentas pendientes saben dónde tiene sus cuentas y sus propiedades, pues hasta allá alcanzan sus conexiones.