Pero al final de cuentas, las partes se engañan: son rounds de sombra en los que fingen golpes y a nada golpean
De la anunciada reforma al Issstecali solo podemos decir: la autopsia dirá si vive, porque se trata de un gatopardismo que con medidas políticas busca darle soluciones administrativas a un cáncer terminal.
No hay ni habrá recursos suficientes que alcancen a remediar dos problemas agudos: la creciente necesidad de cobertura médica para una burocracia cada vez más numerosa, ni mucho menos para las jugosas pensiones y jubilaciones que estos burócratas reciben tras sus, a veces, prematuros retiros.
Para los profesores, la atención médica y hasta la jubilación parecen ser el menor de los problemas: lo difícil es que les paguen hoy lo que les deben desde ayer.
Muy lejos y muy atrás quedan los policías, sean municipales o estatales, que ni cobertura médica llegan a tener, como en el caso de Tijuana donde ni el IMSS Bienestar los quiso, ni jubilación alguna.
Estas carencias de seguridad en el retiro, empujan más no obligan, a los oficiales a buscar otro tipo de ingresos, otro tipo de patrones a cuyas órdenes obedecer.
Pero volviendo al Issstecali, institución que arrastra un adeudo de más de 7 mil millones de pesos, la reforma en cuestión ya fue anunciada por la gobernadora Marina del Pilar, mientras que por su parte el sindicato de burócratas ya hizo su propuesta entre cuyos puntos destacan una auditoria realizada por un despacho externo así como la venta de 77 predios para fortalecer el equipamiento médico, entre otras.
Pero al final de cuentas, las partes se engañan: son rounds de sombra en los que fingen golpes y a nada golpean. A muchas partes convienen las cuentas turbias para que los dineros se desvanezcan. Las cuentas claras no son rentables, no se prestan a los actos de prestidigitación en que alcaldes, secretarios de hacienda, tesoreros. diputados, gobernadores y auditores puedan decir a la hora de rendir cuentas: nada por aquí, nada por allá.