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Narcocorridos en Tijuana

Al final, los homicidas, porque eso son aunque sus actos sean culposos y no dolosos, gozan de su plena libertad

Detrás de estos cantos confeccionados a la medida está una cauda de actividades ilícitas y de rivalidades en el mundo del crimen organizado

Nuevamente la ciudad de Tijuana fue escenario de una tragedia relacionada con la música y comandos armados que abrieron fuego contra músicos y asistentes a una fiesta.
En ocasiones anteriores, algunos grupos musicales vinculados a personajes que se mueven dentro del crimen organizado llegaron a amenazar y hasta a abrir fuego en conciertos o firma de autógrafos, ya fuese en centros nocturnos o en plazas comerciales.

Para nadie es un secreto que algunos de estos conjuntos han compuesto verdaderos himnos en honor a los jefes de agrupaciones criminales que pagan por tener un corrido que relate sus hazañas.

Fue el caso de los mal llamados Tucanes de Tijuana que en pleno concierto en 2008 mandaron saludos a los causantes de dolor en muchas familias de esta ciudad, como lo son Teodoro García Simental alias el “Teo” y Raydel López Uriarte, el “Muletas”, tras lo cual fueron vetados para presentarse en esta frontera hasta que la ex alcaldesa Monserrat Caballero los volvió a autorizar.

Y es que una canción a favor de las proezas de los cabecillas de algunos grupos dedicados a actividades ilícitas es como una medalla que estas personas muestran con orgullo a sus seguidores.

Sin embargo detrás de estos cantos confeccionados a la medida está una cauda de actividades ilícitas y de rivalidades en el mundo del crimen organizado, por lo que estos ataques no son casualidad.

El saldo de esta tragedia fue de dos músicos muertos así como seis heridos, entre ellos un menor de edad, por lo que casos como el referido no pueden seguir pasándose por alto.

Los números habrían sido más elevados de haberse registrado un ataque en el centro nocturno donde el mismo grupo se presentaría apenas al día siguiente, y desafortunadamente podríamos anticipar que serían los asistentes del público los que habrían tenido que enfrentar el riesgo de muerte o de lesiones severas.

Cuando los gobiernos federales prohíben la apología del delito, es precisamente por este tipo de situaciones que enlutan hogares inocentes solo por seguir la música que enaltece a criminales.