
Estados Unidos va de cacería por otro tipo de peces gordos que no necesariamente portan “cuernos de chivo”
El retiro de cargos al que la Fiscalía de Justicia de Nueva York ha llegado con Ovidio Guzmán, tendrá repercusiones en Baja California.
Por más lejano que parezca el penal de Chicago donde actualmente se encuentra recluido el hijo de Joaquín Guzmán Loera y nuestra frontera, no olvidemos que este hijo del “Chapo” tendió lazos entre el cartel que heredó de su padre junto con tres de sus hermanos, y esta entidad fronteriza.
Aquí en Tijuana y en Mexicali, el Cartel de Sinaloa tejió contactos sobre todo entre círculos de gobiernos, de los cuales recibió protección y hasta apoyo logístico.
El problema surgió en el momento en que un gobierno trabajaba con el cartel de los Guzmán mientras que otro blindaba al cartel Jalisco Nueva Generación, heredero de los Arellano Félix.
Fue ahí cuando surgieron masacres, ejecuciones por miles, narcomantas dirigidas contra altos mandos policiacos y hasta policías ejecutados.
Millones de dólares pasaron de unas manos a otras pero no lo hicieron limpiamente sino que cada billete iba bañado en sangre: la de los consumidores, la de sus rivales, la de familiares inocentes, la de los ejecutados, de un bando o del otro y hasta de oficiales de las diversas corporaciones implicadas en este tráfico. Así hasta llegar lavados a los altos niveles políticos o de personajes dedicados a los conciertos musicales o al deporte.
A estas alturas, y luego de su aprehensión en enero del 2023 y de su extradición en septiembre, Ovidio, quien se declara culpable a fin de llegar a un arreglo con la Fiscalía de Nueva York, ya confesó todos los nexos con políticos y jefes policiacos con los que su padre y sus hermanos trabajaron durante los últimos años.
Tengamos presente que el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada, organizado por los hijos del “Chapo”, su antiguo socio, pasa necesariamente por un arreglo que beneficiara a Ovidio, cuya familia cruzó en fechas recientes a Estados Unidos.
Como Pepe el Toro, todo parece indicar que Ovidio es inocente, o por lo menos no tan culpable como parecía, y que Estados Unidos va de cacería por otro tipo de peces gordos que no necesariamente portan “cuernos de chivo” ni medallas de Malverde les cuelgan del cuello.