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¿Quién tiró la primera piedra?

En ambos bandos, por resumirlos solo a dos, hay argumentos en uno y otro sentido.

Durante su discurso en el marco del centésimo décimo quinto aniversario de la revolución mexicana, la presidente Claudia Sheinbaum aseveró que “el que convoca a la violencia se equivoca; el que alienta el odio, se equivoca; el que cree que la fuerza sustituye a la justicia, se equivoca”
A solo cinco días de la manifestación del 15 de noviembre, las palabras de la titular del Ejecutivo cobran particular peso porque desde diversos foros y trincheras su gobierno ha sido calificado como el autor de la violencia registrada en las inmediaciones de Palacio Nacional.
Son dos visiones de un mismo hecho: hay quienes ven “inocentes manifestantes” golpeados, detenidos por policías y sujetos a procesos penales bajo diversos cargos, entre los que destaca la tentativa de homicidio, mientras que otros ven una manifestación que mezcló la irritación social con la manipulación a través de redes sociales, que fue aprovechada por algunas figuras desde la penumbra.
No perdamos de vista que la génesis de esta manifestación fue la muerte del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, cuya figura hoy es esgrimida como un emblema por personajes que tienen muy claros intereses: Ricardo Salinas Pliego, Claudio X. González, ya se calzan el sombrero blanco.
¿Quién tiró la primera piedra? Los promotores de esta inconformidad, que sus argumentos tienen, apuntan a la falta de respuesta del gobierno federal ante los reclamos de Carlos Manzo -lo que devino en su lamentable muerte-, mientras que desde la esfera gubernamental, la violencia fue alentada por quienes azuzaron a los manifestantes que acudieron hasta con sopletes para derribar las vallas que rodearon al Palacio Nacional.
En ambos bandos, por resumirlos solo a dos, hay argumentos en uno y otro sentido.
Claro que hay una inconformidad social que no se puede ocultar ni acallar ante el repunte de la violencia, el cobro de piso, el desplazamiento causado por la inseguridad y la extensión del territorio en manos de los cárteles del narcotráfico.
Y claro también que hay estrategas que desde partidos políticos hasta agrupaciones empresariales buscan recuperar terrenos en los que resultaban favorecidos por los gobiernos previos a los de Morena.