Donald Trump, ¿un Berlusconi estadounidense?

Dos multimillonarios, mujeriegos, sin experiencia política antes de acceder al poder: vistos desde Italia, los perfiles de Donald Trump y Silvio Berlusconi presentan muchas similitudes, pero con matices.

“Ya vimos a un Donald Trump. Se llamaba Silvio Berlusconi”, escribió hace unos días el historiador británico John Foot en el diario londinense The Guardian.

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En su artículo, este especialista en historia italiana revisó los puntos comunes entre el nuevo presidente de EEUU, de 70 años, y el ex jefe del Gobierno italiano, diez años mayor.

Ambos hicieron fortuna en los negocios, ambos tuvieron problemas con la administración fiscal -una condena por fraude, en 2013, terminó con la carrera de Berlusconi- y los dos fueron protagonistas de escándalos relacionados con mujeres.

Algunos observadores subrayan también su cercanía con el presidente ruso, Vladimir Putin. “Son dueños de imperios inmobiliarios o mediáticos que piensan que un país puede ser dirigido como una empresa”, dijo a AFP el profesor italiano de comunicación política Michele Sorice.

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Los electores les siguieron al considerar que, en ambos casos, una personalidad del mundo de los negocios, fuera del ‘establishment’ político, es la única capaz de devolver el país al pueblo, frente a una clase política corrompida en Italia, o “desconectada de la realidad” en EEUU.

“Ambos también son populistas que se dicen del lado del pueblo y contra una élite compuesta de intelectuales y periodistas, estrategia que permitió a Silvio Berlusconi acceder por primera vez a la presidencia del Consejo italiano, en 1994”, agregó Sorice.

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Para la revista inglesa The Economist, Silvio Berlusconi, como Donald Trump “se benefició de importantes apoyos de la extrema derecha provenientes del expartido neo-fascista y de la Liga del Norte, movimiento inicialmente moderado pero que se volvió xenófobo y proteccionista a partir de los años 90”.

En un artículo publicado el jueves, donde se evocan sus “enormes y legendarios egos”, el semanario subraya “el gusto pronunciado de ambos por los chistes de vestuario, al mismo tiempo que proclamaban su amor por las mujeres, a las que solo juzgan por su físico”.

– Trumpusconi –

En las redes sociales, los paralelismos entre las personalidades exuberantes y el lenguaje “cercano al pueblo” de ambos dirigentes proliferaron a lo largo de la campaña estadounidense. Y el ‘hastag’ #Trumpusconi es usado con frecuencia desde el anuncio, el martes, de la victoria de Donald Trump.

“He llegado a comparar a Trump con Berlusconi pero preferiría, con mucha diferencia, tener a Berlusconi por presidente”, tuiteó un estadounidense.
“Se burlaban de nosotros por nuestras pizzas, la mafia y Berlusconi, ahora es nuestro turno con McDonald y Trump”, escribió un internauta transalpino.

En una cuenta de Facebook, bajo el título “Bienvenue a la Berlusconi Experience”, unos italianos enviaron un vídeo que hace una recapitulación de las meteduras de pata del exlíder de Forza Italia comparándolas a las del próximo habitante de la Casa Blanca.

En la lista figuran chistes sexistas, incidentes diplomáticos, mala imagen a nivel internacional; “la única diferencia es que Trump tiene armas nucleares”, precisó.

Pero no es la única diferencia, dice Michele Sorice. Aunque ambos dirigentes se consideran como ‘hombre hechos a sí mismos’, “Trump se benefició de la fortuna de su padre en sus inicios, lo que no fue el caso de Silvio Berlusconi, que empezó con pequeños trabajos”, añade.

Durante su campaña, el excandidato republicano reconoció que su padre le prestó un millón de dólares para lanzarse a los negocios. Él considera ahora que su fortuna es mil veces superior a ese primer millón de dólares, aunque la revista Forbes dice que no supera los 5.000 millones.

Berlusconi relata que fue fotógrafo durante ceremonias y cantante en una orquesta que tocaba en cruceros.

Otra diferencia notable entre ambos es que Donald Trump no tiene un imperio mediático mientras que Berlusconi era dueño de todas las cadenas nacionales de televisión privada cuando llegó a la política. Una posición que al parecer favorecó su ascenso.

En ese campo, Donald Trump se limitó a animar durante diez años el programa d