En Tijuana quizá nos hayamos acostumbrado a escuchar sobre la muerte y la violencia en nuestro día a día, pero los vecinos de la colonia Juárez se han negado a habituarse al olor a muerte que se escurre desde las alcantarillas del Servicio Médico Forense (Semefo) hacia sus hogares. La peste que los persigue día a día parece no tener escapatoria, y limpiar las cornisas de las ventanas del hollín proveniente de los cuartos de cremación se ha convertido en parte de la rutina diaria.
No es de sorprender, pues dados los más de mil 700 asesinatos que ha vivido la ciudad en este 2018, la Semefo lucha por mantenerse a flote dada la absurda carga de trabajo.
Sin embargo, aunque los vecinos pueden empatizar con la problemática que vive la institución, cada vez más de ellos se unen para clamar contra una problemática más cercana: la ubicación de la morgue.
Las instalaciones de la Semefo, ubicado sobre uno de los bulevares más utilizados de la ciudad y a pocas cuadras de uno de sus monumentos más emblemáticos (la torre de Aguacaliente), comparte espacio con una zona residencial, y no resulta difícil para sus vecinos vislumbrar el momento en que los trabajadores introducen cadáveres a las instalaciones.
Los vecinos han pedido sin éxito a las autoridades que se reubiquen las instalaciones de la Semefo, pero como ya es costumbre en esta ciudad, éstas han hecho oídos sordos a sus súplicas.
