En Islandia se acaba de encender una máquina capaz de eliminar 4.000 toneladas de dióxido de carbono del aire cada año. La planta, llamada Orca, por la palabra islandesa para “energía”, es la instalación de eliminación de carbono más grande del mundo y convierte las emisiones en minerales que pueden almacenarse permanentemente a gran profundidad.
Construido por la empresa suiza Climeworks, Orca utiliza ventiladores para introducir aire en ocho grandes cajas de metal. Los filtros altamente selectivos dentro de estas unidades colectoras capturan el dióxido de carbono en sus superficies.
Una vez que los filtros están llenos, los colectores se cierran y la temperatura se eleva entre 80 y 100 grados Celsius (176 a 212 grados Fahrenheit). Esto libera el dióxido de carbono, que se puede recolectar como un gas altamente concentrado.
Utilizando tecnología desarrollada por la firma islandesa Carbfix, este dióxido de carbono se disuelve en agua y se entierra en las profundidades de las formaciones rocosas de basalto que se encuentran bajo tierra. Durante un período de aproximadamente dos años, el carbono en la solución se cristaliza en minerales de carbonato, que se fusionan con la roca y quedan atrapados permanentemente.
“El acuerdo de Climeworks con Carbfix garantiza el almacenamiento seguro del CO₂ a través de la mineralización subterránea”, dice la empresa en su sitio web. “Las formaciones de roca basáltica subterránea en Islandia proporcionan las condiciones ideales para este proceso, proporcionando una solución permanente para el almacenamiento de CO₂”.
Orca se alimenta con energía geotérmica totalmente renovable, suministrada por la planta de energía geotérmica Hellisheidi. Debido a esto, Climeworks afirma que las “emisiones grises” de la instalación se mantienen por debajo del diez por ciento. En otras palabras, por cada cien toneladas de carbono que se capturan, al menos el 90 por ciento se elimina permanentemente y menos del 10 por ciento se vuelve a emitir.
La instalación tardó poco más de un año en construirse y entró en pleno funcionamiento el miércoles 8 de septiembre. En la actualidad, Orca puede eliminar una cantidad de carbono aproximadamente igual a las emisiones liberadas por 870 automóviles, aunque Climeworks espera aumentar la capacidad de la planta más de los próximos años.
Si bien la captura de carbono es vista por muchos como un componente importante de la lucha global contra el cambio climático, otros creen que el costo de construir y operar plantas como Orca las hace inviables. Según Bloomberg, las personas que deseen reducir su huella ambiental pueden comprar compensaciones de carbono de Climeworks por $ 1,200 por tonelada de dióxido de carbono.
La compañía dice que espera reducir este precio a menos de $ 200 por tonelada de dióxido de carbono para mediados de la próxima década, cuando se proyecta que Orca alcance su capacidad operativa total. Hacerlo haría que las compensaciones de carbono fueran considerablemente más atractivas para los contaminadores, ya que los costos involucrados serían menores que los incurridos a través del pago de multas por altas emisiones.
Con información de IFL Science
