Tres pilotos a bordo de un vuelo de Aeroméxico que se estrelló poco después del despegue del aeropuerto Guadalupe Victoria en Durango el 31 de julio han sido despedidos.
El avión Embraer 190 con destino a la Ciudad de México con 99 pasajeros y cuatro tripulantes a bordo se estrelló contra un matorral cerca de la pista debido al mal tiempo, que incluyó fuertes lluvias, granizo y fuertes vientos.
El avión sufrió graves daños y estalló en llamas, pero las 103 personas a bordo sobrevivieron, aunque la mayoría resultaron heridas.
El capitán del avión y una niña de dos años fueron hospitalizados por un período más largo, el primero para someterse a una cirugía de espalda, la segunda para ser tratada por quemaduras.
Los investigadores dijeron el miércoles que una repentina corriente descendente conocida como microrráfaga parecía ser la responsable de derribar el avión.
“No se detectaron fallas humanas o mecánicas”, dijo el equipo de investigación supervisado por la división de aviación civil de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT).
También dijo que “no había información que hubiera hecho que la tripulación considerara retrasar el despegue”.
Sin embargo, el director de aviación civil, Luis Gerardo Fonseca, confirmó el rumor de que había tres pilotos en la cabina y de que un piloto en prácticas “sin autorización para operar” una aeronave estaba sentado incorrectamente en el asiento del copiloto cuando despegó.
El capitán del avión había tomado los controles del aprendiz justo antes de que se estrellara, dijo.
En una carta a sus colegas, el director general de Aeroméxico, Andrés Conesa, dijo que si bien las pruebas mostraban que era probable que el mal clima fuera el culpable del accidente, los pilotos habían roto el protocolo y por esa razón, fueron despedidos.
“Independientemente de la evidencia. . . señalando factores relacionados con el clima, la conducta de los tres pilotos en la cabina no se llevó a cabo de acuerdo con los protocolos establecidos, violando deliberadamente las políticas, manuales y procedimientos de nuestra empresa “, escribió.
“Este tipo de comportamiento es inaceptable y no vamos a permitir, por ningún motivo, la conducta de estas personas para poner en riesgo la confianza que más de 20 millones de clientes en todo el mundo depositan en nosotros.”
Tras el accidente, el capitán del avión, Carlos Galván Mayrán, fue elogiado como un héroe por muchos que dijeron que su manejo del avión había salvado la vida de los pasajeros y la tripulación a bordo.
Ahora, poco más de un mes después, Galván, el primer oficial Daniel Dardon y el piloto en entrenamiento se encuentran sin trabajo.
Pero Fonseca, quien dijo que “hoy más que nunca nuestra prioridad número uno es y seguirá siendo la cultura de la seguridad, la transparencia y la disciplina”, no se arrepintió.
“Nadie está por encima de la seguridad o nuestros valores, que son nuestra guía para que una conducta como esta nunca vuelva a ocurrir”.
Con información de Mexico News
