Angela Merkel se ha enfrentado a fuertes protestas en la campaña electoral para las elecciones federales del próximo mes en Alemania, poniendo en tela de juicio su estrategia de apuntar activamente a las regiones del país donde los populistas de derecha han estado recolectando apoyo.
La primera canciller alemana de la ex-Alemania oriental ha sido atacada y agredida, y sus asistentes físicamente atacados, mientras que hace campaña en la parte del país en que ella creció.
Merkel espera ser reelegida para un cuarto mandato el 24 de septiembre, y sus demócrata-cristianos de centro-derecha tienen una ventaja sobre los socialdemócratas de centroizquierda de Martin Schulz.
El martes, ella dijo en una conferencia de prensa que estaba apuntando a los centros de los nacionalistas populistas Alternative für Deutschland, diciendo que quería “hacer una parada en contra de los gritos”.
Más de uno de cada tres actos de campaña de Merkel se celebran en los cinco estados que solían constituir la República Democrática Alemana socialista, aunque sólo albergan a una quinta parte de la población del país.
Pero la escala y la intensidad de las protestas en algunos de los eventos ampliamente televisados han abrumado a los organizadores. En Brandenburg an der Havel, al oeste de Berlín, la manifestación de Merkel el martes fue acompañada por un coro de 40 minutos de burlas después de que el AfD y el Partido Democrático Nacional de extrema derecha organizaran un contra-rally.
La llegada de la canciller coincidió con los partidarios de NPD que desplegaban un estandarte de la ventana de un hotel que decía “Merkel muss weg” (“Merkel tiene que ir”), una referencia al eslogan “El muro tiene que ir” que solía ser entonado en las protestas en La víspera de la caída del muro de Berlín.
Con información de The Guardian
