Encuentran en la Antártida restos de un meteorito de hace 430 mil años

Un meteoro que explotó sobre la Antártida hace unos 430 mil años fue “completamente destructivo en un área grande”, según un nuevo estudio que documenta el descubrimiento de 17 partículas que quedaron de la explosión.

Recuperados de la cima de una montaña llamada Walnumfjellet, los raros fragmentos indican que la roca espacial debe haber tenido al menos 100 metros de diámetro y chocó con el suelo a gran velocidad.

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Sin embargo, lo peculiar de este evento es que el meteoro en cuestión no era lo suficientemente grande como para dejar un cráter de impacto, pero era lo suficientemente voluminoso para llegar a la Tierra sin simplemente quemarse en la atmósfera.

Al informar sus hallazgos en la revista Science Advances, los autores del estudio describen el impacto como un raro “evento de toma de contacto intermedio”, en el que un “chorro de material meteorítico derretido y vaporizado” pudo alcanzar la superficie, causando daños graves pero sin densidad necesaria para generar un cráter.

El descubrimiento de las partículas es una maravilla en sí mismo, dado que la más grande tenía menos de medio milímetro de tamaño. Usando microscopía electrónica de barrido, los investigadores encontraron que los fragmentos estaban compuestos principalmente de hierro y olivino, con un alto contenido de níquel. Esto coincide con la composición de ciertos meteoritos, lo que confirma que las partículas eran de origen extraterrestre.

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Los diminutos trozos de roca espacial también contenían isótopos de oxígeno que son característicos del hielo antártico, lo que sugiere que los obtuvieron al impactar con la superficie, en lugar de quemarse en el aire. Esto implica que cuando el meteorito explotó, el material vaporizado se lanzó al suelo a gran velocidad, donde se condensó al mezclarse con la capa de hielo de la Antártida.

Es más, se descubrió que las esférulas de condensación resultantes eran muy similares en su composición química a las esférulas que quedaron de otros dos eventos de aterrizaje que ocurrieron sobre la Antártida hace unos 430.000 años. Con base en esta observación, los investigadores especulan que todas estas partículas fueron producidas por el mismo asteroide en explosión, lo que sugiere que el impacto envió una columna de escombros que se extendió por un área enorme.

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Como tal, los autores del estudio concluyen que las explosiones meteoríticas de este tamaño tienen el potencial de generar efectos de explosión que causan fuertes sobrepresiones en áreas de hasta 100,000 kilómetros cuadrados, mientras que también producen suficiente radiación térmica para provocar incendios en un área de 10 a 1.000 kilómetros cuadrados de ancho.

En un comunicado, el autor del estudio, Matthias van Ginneken, explicó que “si bien los eventos de toma de contacto pueden no amenazar la actividad humana si ocurren sobre la Antártida, si tuvieran lugar sobre un área densamente poblada, provocarían millones de víctimas y daños severos a distancias de hasta cientos de kilómetros”.

Con información de IFL Science