Los fiscales de Arabia Saudita están buscando la pena de muerte para cinco activistas de derechos humanos, incluida una mujer que se cree que es la primera activista femenina en el país que enfrenta la ejecución, dijeron grupos de derechos.
Israa al-Ghomgham, una activista chiita arrestada junto con su marido en 2015, será juzgada en el tribunal de terrorismo del país, aunque los cargos que enfrenta se relacionan con el activismo pacífico,
“Cualquier ejecución es espantosa, pero buscar la pena de muerte para activistas como Israa al-Ghomgham, que ni siquiera son acusados de comportamiento violento, es monstruoso”, dijo Sarah Leah Whitson, directora para Medio Oriente de HRW.
Junto con su esposo, Moussa al-Hashem, y otros tres acusados, Ghomgham enfrenta cargos que “no se parecen a crímenes reconocibles”, dijo HRW.
Incluyen participar en protestas, cantar consignas hostiles al régimen, intentar inflamar la opinión pública y filmar protestas y publicar en las redes sociales.
Los ciudadanos de Arabia Saudita se enfrentan a una discriminación sistemática en la nación sunita, incluidos los obstáculos para buscar trabajo y educación, y las restricciones a la práctica religiosa. Ghomgahm se unió y documentó protestas masivas por los derechos de los chiítas que comenzaron en 2011 cuando la primavera árabe azotó la región.
El próximo 28 de octubre, el activista comparecerá ante el tribunal, y el juicio arrojará una nueva sombra sobre los esfuerzos del príncipe heredero Mohammed bin Salman para promocionarse a sí mismo como un reformador modernizador.
El gobernante más joven del reino en la era moderna, el poder de 32 años atrás del trono se ha comprometido a controlar a los extremistas religiosos, diversificar una economía moribunda dependiente del petróleo y liberalizar un orden social profundamente conservador.
Ha revertido algunas restricciones a las mujeres, incluida una prohibición de las conductoras de larga data, lanzó reformas económicas, permitió la apertura de cines por primera vez en décadas y encarceló a algunos de sus parientes reales más poderosos en una campaña anticorrupción.
Con información de The Guardian
