El domingo, un siglo después de la finalización de la primera guerra mundial, decenas de miles de veteranos y miembros del público se reunieron una vez más para presentar sus respetos a muchos millones de víctimas de la guerra, y a celebrar el centenario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.
Las ceremonias se hicieron eco de innumerables actos de conmemoración, grandes y pequeños, en todo el mundo, lo que refleja el alcance de las hostilidades que se cobraron 40 millones de bajas militares y civiles alrededor del globo.
Las conmemoraciones globales se centraron en Francia, el crisol de gran parte del conflicto, donde más de 60 jefes de estado y de gobierno se reunieron en el Arco de Triunfo de París. Además de un monumento a las victorias napoleónicas, también contiene la tumba de un soldado desconocido de la primera guerra mundial.
Entre los que se unieron al presidente francés, Emmanuel Macron, estaban Donald Trump, Vladimir Putin, Angela Merkel y Leo Varadkar.
En medio de la lluvia, la mayoría de los jefes de estado llegaron en autocares que conducían a los Campos Elíseos desde el palacio presidencial. Luego caminaron lentamente juntos en una línea serpenteante bajo sombrillas negras hacia el Arco de Triunfo, Merkel al lado de Macron, Justin Trudeau al lado de Recep Tayyip Erdoğan.
La imagen de los líderes caminando juntos a través de la lluvia fue descrita por los comentaristas franceses como un gesto conmovedor de paz, pero hubo dos ausencias notables, Trump y Putin que llegaron por separado con sus propios detalles de seguridad.
El discurso de Macron, a su vez, fue deliberadamente político, advirtiendo que estaban resurgiendo los “viejos demonios” que amenazaban la frágil paz y destacando los peligros de los países anteponiendo sus propios intereses nacionales.
El patriotismo, dijo, “es exactamente lo opuesto al nacionalismo. El nacionalismo es una traición al patriotismo. Al decir, ‘primero nuestros intereses, pase lo que pase a los demás’, borra la cosa más preciosa que puede tener una nación, lo que la hace vivir, lo que hace que sea grande y lo más importante: sus valores morales “.
Trump, quien dijo recientemente que estaba orgulloso de ser nacionalista, miró sin reacción visible.
Con información de The Guardian
