Arte e historia para homenajear a legendario marchante amigo de Picasso

Lieja, Bélgica | AFP | Grandes maestros como Picasso o Matisse confiaron en Paul Rosenberg, uno de los principales marchantes de arte, cuya historia, fiel reflejo del siglo XX, repasa ahora una exposición en Bélgica a través de 60 obras que pasaron por su galería parisina antes de la ocupación nazi.

“Mi abuelo fue uno de los descubridores de Picasso, de Matisse, de Braque, de Léger (…) No era únicamente un galerista, un marchante, sino también un amigo de estos pintores que admiraba por encima de todo”, explicó a la AFP la periodista Anne Sinclair, nieta de Rosenberg y autora de un libro que ahora inspira esta exposición.

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El museo de Bellas Artes de Lieja acogerá hasta el 21 de enero unas 60 obras que pasaron por la galería parisina de Paul Rosenberg situada en el número 21 de la calle Boétie, entre su fundación en 1910 y su requisición durante la ocupación nazi.

Pero también por su galería de Nueva York, donde la familia se exilió a principios de la Segunda Guerra Mundial y donde nació, en 1948, Anne Sinclair.

Estas obras de Picasso, Braque, Matisse, Léger, Marie Laurencin o Degas podrán contemplarse excepcionalmente en las luminosas salas de este museo belga, gracias a los préstamos de prestigiosas pinacotecas como el MOMA de Nueva York, la National Gallery de Washington o el Centre Pompidou de París, así como de ricos coleccionistas.

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– Asalto contra el arte ‘degenerado’ -Los cuadros compartirán espacio con nueve obras maestras de Picasso o Chagall, entre otros, que la ciudad de Lieja adquirió en 1939 durante una venta pública organizada en Suiza por el régimen nazi.

“Mi abuelo luchaba contra la concepción del arte que los nazis denominaban ‘degenerado’. Para Hitler y sus esbirros, la pintura, la escultura… era el arte germánico tradicional. Todo los que ellos llamaban degenerado, desde los impresionistas hasta los cubistas, de Renoir a Picasso, era el arte a destruir”, subraya la periodista.

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Una importante parte de la exposición pone de relieve la oposición frontal entre estas dos concepciones del arte.

“La familia Soler”, un excepcional testimonio de 1903 del período azul de Picasso, resplandece de modernidad al lado del sombrío y académico lienzo “Bergbauernfamilie” (Familia de campesinos de la montaña) realizado en 1944 por Rudolf Otto (1887-1962).

Rosenberg, un francés de confesión judía, huyó en 1940 junto a su familia a Estados Unidos, pero, en el camino, el galerista dejó parte de su colección en las cajas fuertes de un banco de Libourne (suroeste de Francia).

– La lucha por la restitución -A pesar de ello, los nazis abrieron los cofres en 1941 y sus obras se unieron a la colección de Hermann Göring, un lugarteniente de Hitler. Además, el gobierno colaboracionista de Vichy retiró a Rosenberg la nacionalidad francesa y, crueldad del destino, la galería de la calle La Boétie acogió exposiciones antisemitas durante la ocupación.

Desde su nueva galería en Nueva York, donde contribuye a hacer de la “Gran Manzana” el nuevo centro mundial del mercado del arte, Rosenberg y sus allegados se sumen entonces en la lucha por la restitución de las obras robadas.

La exposición traza, especialmente, las vicisitudes de un lienzo de Matisse, “Robe Bleue dans un fauteil ocre” (Vestido azul en un sillón amarillo), comprada al pintor en 1937 y robada por los nazis en Libourne antes de pasar de mano en mano hasta terminar en un museo de Oslo. La familia Ronserberg consiguió finalmente recuperarla… en 2014.

“Todavía hay unos cincuenta lienzos desaparecidos, pero se ha conseguido poco a poco reconstituir la colección”, celebra Anne Sinclair, para quien su abuelo se encontró “en la encrucijada de la historia”.

La exposición “21 rue la Boétie” viajará a principios de 2017 al museo Maillol de París antes de exponerse, probablemente, en Tel Aviv.

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