Se cree que al menos 500 personas murieron o resultaron gravemente heridas en Mogadishu, la capital de Somalia, en uno de los actos terroristas más letales en cualquier parte del mundo durante muchos años.
La cifra de muertos del ataque del sábado, que involucró un camión repleto de varios cientos de kilogramos de explosivos caseros y de uso militar, se ubicó en 239 el domingo, pero se espera que aumente a medida que se excavan más cuerpos de los escombros en un área de cientos de metros de ancho en el centro de la ciudad. Al menos 300 personas resultaron heridas, según informes locales.
Los trabajadores de rescate en el terreno dijeron que sería difícil establecer un número de muertos definitivo porque el intenso calor generado por la explosión significaba que nunca se encontrarían los restos de muchas personas.
El devastador bombardeo centrará la atención en la batalla de una década contra al-Shabaab, un grupo islamista, en Somalia. Provocó un coro de condena internacional. Michael Keating, enviado especial de la ONU a Somalia, lo calificó como “repugnante”.
La misión estadounidense a Somalia dijo: “Tales ataques cobardes revigorizan el compromiso de los Estados Unidos de ayudar a nuestros socios somalíes y de la Unión Africana a combatir el flagelo del terrorismo”.
Los médicos lucharon para tratar el gran número de víctimas gravemente heridas el domingo, mientras miles de personas hicieron cola para donar sangre en Mogadiscio.
Los trabajadores de rescate seguían excavando a los sobrevivientes heridos hasta la noche del domingo. Cientos de personas tomaron las calles para protestar contra el ataque.
La ciudad ha sido golpeada por múltiples bombardeos en los últimos años. Sin embargo, ninguno ha sido tan mortal como este ataque.
La bomba, que se cree que se había enfocado en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Somalia, fue ocultada en un camión y explotó cerca de un hotel en una calle concurrida, demoliendo el edificio y varios más.
Fuentes cercanas al gobierno somalí dijeron que el camión había sido detenido en un puesto de control y estaba a punto de ser registrado cuando el conductor aceleró de repente. Se estrelló a través de una barrera y luego explotó. Esto encendió un petrolero que estaba estacionario cerca, creando una gran bola de fuego.
Las sirenas de las ambulancias resonaron por toda la ciudad el domingo por la tarde mientras familias desconcertadas deambulaban entre los escombros y vehículos destrozados, buscando familiares desaparecidos. Los cuerpos fueron transportados desde la escena en camillas improvisadas hechas de mantas, mientras la gente intentaba cavar entre los escombros con sus propias manos.
Con información de The Guardian
